El jugador antioqueño llegó a Santa Fe con la cruz de una enfermedad que le trajo grandes problemas en el Tolima. César Pastrana, presidente del conjunto ‘Cardenal’, lo convenció de hacer parte de un proyecto serio, de la mano de una rehabilitación de su problema. Ahora Wílder, con goles y profesionalismo, llega a Barcelona de Guayaquil con el corazón lleno de cariño de la hinchada santafereña.
El jugador antioqueño, nacido en Puerto Nare, máximo goleador del futbol profesional colombiano con 12 goles y 4 tantos en la Copa Libertadores de América, firmó un contrato con el club ecuatoriano la noche en que su equipo actual quedó eliminado de la Copa Libertadores.
Medina se destaco en varios equipos de Colombia: Rionegro, Atlético Hulia, Envigado FC, Patriotas en la primera B. Fue goleador y transferido al Deportes Tolima donde consiguió el gol 3000 del club ‘Pijao’.
Su enfermedad empezó a trascender en el año 2011. Durante ese año la Dimayor abrió un proceso disciplinario por doping de marihuana, que lo llevó a estar lejos de las canchas por tres meses. El 26 de septiembre la suspensión fue por un año debido a la reincidencia en el consumo de la sustancia.
Deportes Tolima, cansados de las caídas de Wílder Medina, decidieron despedirlo por dar de nuevo positivo en una prueba antidoping. Este caso la sustancia que apareció en los exámenes fue cocaína.
En el año 2013 fue contratado por Independiente Santa Fe. De la mano del presidente Pastrana fue acogido por todo el cuerpo deportivo, futbolistas y sector administrativo para iniciar un tratamiento contra el consumo de drogas. El gran ambiente, de la mano con su tratamiento, empezó a dar frutos futbolísticos: campeón de la Súper Liga, semifinal de Copa Libertadores y Final del torneo apertura 2013.
César Pastrana explicó cómo va ser el fin de la temporada del goleador paisa: “Wilder terminará su participación en el torneo, se tomaría algunos días para viajar a Guayaquil para firmar contrato y aprobar exámenes médicos”.
Medina termina una corta pero feliz etapa en Santa Fe. El cariño que la gente santafereña le brindó nunca lo va a olvidar, así como la nueva oportunidad que el club bogotano le dio para demostrar que su enfermedad puede ser manejada y no estigmatizada.