Dos noches negras, para el olvido en Bogotá. La primera la del desmán presuntamente homicida de dos policías que la justicia pondrá en el sitio que les corresponde. La otra, anoche, 7 muertos, más de 250 heridos, 80 CAI’s vandalizados, buses de Transmilenio y de SITP quemados… estragos en la calma social que nos retrotraen a fatídicos días de noviembre. Bogotá: es la hora de la cordura.
Lo cierto es que el caldo de cultivo en Bogotá está más que servido y a la más mínima excusa, con o sin razón, varios miles de personas están dispuestas a salir a la calle a vandalizar y arrasar con todo lo que tengan a la mano, y a cualquier precio, posiblemente no tengan mucho que perder.
Lea en este enlace el balance de disturbios en Bogotá
La violencia casi nunca es el camino correcto para la resolución de los problemas. Quien hace llamamiento a quemar las calles se equivoca. Quien piensa que solo con decenas miles de militares en la calle se acaba con el problema, también. Es la hora en la que todos tenemos que mostrar altura. Y digo todos: autoridades nacionales, políticos, policías, medios de comunicación y también ciudadanía.
Irresponsabilidad de los responsables
A las autoridades locales y nacionales. Dejen de echarse basura a la cara unos a otros. Gobernar es un ejercicio de toma de decisiones difíciles, a veces incluso llena de contradicciones a lo que uno pueda pensar personalmente. En estos momentos de caos social ustedes son los primeros que deben de mostrar liderazgo, mesura y unidad para garantizar la seguridad de los ciudadanos y que no se vuelvan a repetir hechos lamentables como los de las últimas horas. A las autoridades les pido que dejen las declaraciones altisonantes y las acusaciones sin pruebas. Responsabilidad institucional por encima rumores o chismes partidistas sin confirmar.
En esta parte incluyo a los mandos de la Policía. Se exige una investigación transparente de todos los hechos y máximo castigo a los culpables si se extralimitaron los policías. Manzanas podridas no pueden dañar al resto. Por la propia imagen de la institución y del país. La impunidad no tiene cabida ni en la sociedad civil, ni mucho menos en la policial, que es la que tiene que dar ejemplo.
A los políticos, especialmente los que no gobiernan. Pedirles altura de miras sería demasiado, me conformaré con responsabilidad y humanidad para no mandar al matadero a más jóvenes. Tengan el más mínimo escrúpulo de importarles lo más mínimo la vida del pueblo al que dicen representar y bajen unos cuantos grados la temperatura y la escalada de violencia verbal por su parte. Violencia llama a violencia y eso es inadmisible. Ustedes serán responsables morales de lo que pase en adelante.
A los medios de comunicación y periodistas en general: Igualmente mesura. Por una vez dejen el amarillismo aparcado y sean honestos. No se trata de vender un titular escandaloso para sumar más clicks. Se trata de ética profesional. Información no sesgada, responsable. Y especialmente no criminalización colectiva. Ni todos los policías son unos delincuentes, ni todos los críticos o lo que denuncian los desmanes de la policía son unos terroristas callejeros. Los periodistas en general tendemos a hacer noticia de la excepción. A evidenciar que lo concreto hace lo máximo. Y eso es mentira. Y por eso la gente cada vez cree en los medios irresponsables.
En el caso que nos ocupa, no se pueden criminalizar a ‘todos los policías’ (directa o sugestivamente) por un caso concreto. Las cifras de desmanes policiales bajo investigación no alcanzan ni el 1% del total de los agentes, pero leyendo muchos medios da la sensación que Bogotá es ‘Sin City’. “Que la verdad no te estropee un titular” decía el clásico. Si naturalizamos la manipulación, si tergiversamos la realidad a nuestro antojo para ser más ‘llamativos’ estamos acabando con el periodismo, con la verdad y sobre todo con la libertad.
Y finalmente un llamamiento a la cordura a la ciudadanía. Sean libres de hacer lo que les de la gana, pero sin violencia. Si quieren salir a protestar salgan, si quieren usar las redes sociales para gritar háganlo, y si no quieren hacer nada, igualmente es perfecto. Pero háganlo por ustedes mismos. No se dejen manipular de nadie ni por nadie.
Autoridades, políticos, policías, medios de comunicación y ciudadanía conformamos la sociedad en la que vivimos. No hay que ser muy inteligente para entender que del diálogo, la ley y la justicia vienen mejores cosas que del caos, la violencia y la destrucción. Es la hora de la cordura, de la mesura y, por supuesto, de la justicia.
Ojalá la tercera noche, la luz prevalezca sobre la oscuridad de la sinrazón.