Durante la administración de Enrique Peñalosa se instalaron 10 mil contenedores en Bogotá (5 mil con tapa blanca para que los ciudadanos depositen el material aprovechable y los otros 5.000 de tapa negra para los residuos). Con esta herramienta se esperó que la recolección de basuras mejorara, sin embargo, lo que se observa en las calles y avenidas en donde estos fueron instalados es todo lo contrario.
Estos contenedores a diario permanecen llenos de basuras y algunos de estos lucen abandonados y es fácil notar que nunca se les hizo el debido mantenimiento, lo que provoca las quejas ciudadanes por presencia de ratas y cucarachas en el lugar donde estos se encuentran ubicados.
De acuerdo con la UAESP en la ciudad se instalaron 88.000 cestas en el espacio público y 10.000 contenedores para el servicio de la ciudad. Muchas de estas canastillas han sido vandalizadas, y de acuerdo a una denuncia del concejal Álvaro Acevedo, no se les ha realizado mantenimiento y muchos de estos, según él, sirven de cambuches de habitantes de calle y de un grupo de recicladores.
Acevedo dice además que en los puntos de la ciudad donde hay poca iluminación, estos elementos fueron tomados por la delincuencia común, quien los utiliza para esconderse durante la noche y atracar a las personas que caminan por el sector.
“La comunidad se queja porque estos elementos están sirviendo como sitios de cambuches para habitantes de calle y algunos recicladores. También son aprovechados para atracar a la ciudadanía”, dijo el concejal Acevedo en diálogo para Confidencial Colombia.
El cabildante califica como “fallida” la política de los contenedores de basuras y considera que estos se deben cambiar, retornando a las campañas de cultura ciudadana para inculcar en la ciudadanía el hábito de sacar la basura en el día que pasa el camión recolector, separando el material aprovechable de los residuos para que el reciclador no riegue el contenido de las bolsas en andenes y calles.
Finalmente, Acevedo, dijo que la gestión de la UAESP en materia de seguimiento al personal reciclador en Bogotá, ha sido pésima.