No entiendo la razón para armar tanto alboroto cuando la alcaldesa Claudia López le dijo a una vendedora informal en el centro de la ciudad, “trabaje juiciosa”, luego de que esta le preguntara por las soluciones para las personas que se dedican al comercio ambulante en Bogotá.
No sé qué más querían que se le respondiera, al fin de cuentas lo que piden los vendedores ambulantes en Bogotá es que no se les persiga y se les permita continuar con su actividad económica, que es con lo que consiguen el sustento diario para darles de comer a sus hijos.
Eso de dar atacar y criticar porque sí, no le hace bien a nuestra ciudad, mucho más cuando lo que se pretende es que a una población que enfrenta grandes dificultades económicas y que en las ventas ambulantes encuentran su sustento, se le deje mirar como si fuesen dignos de lástima y compasión.
No por ser vendedor ambulante se es merecedor de lástima, por el contrario, se les debe mirar con admiración, porque son personas que se enfrentan a la inclemencia del clima y a la incertidumbre de no saber cómo les irá en el día.
Deben levantarse muy temprano a buscar el diario vivir para darles de comer a sus hijos, a sabiendas de que en cualquier momento les puede llegar un policía que abusando de su autoridad, les puede arrebatar su mercancía o desalojarlos del lugar en donde ubican su actividad. Esto no lo hace cualquiera, lo hacen verdaderos valientes, que no sienten pena de decirle al mundo entero que necesitan sobrevivir en un país que se ha mostrado indiferente con su situación.
Si en realidad se quiere dignificar a estas personas, lo primero que se debe hacer es dejar de mirarlos con lástima e invitarlos a trabajar juiciosos como lo hizo la alcadesa. A los primeros que se perjudica con sentimientos de compasión es a ellos mismos, porque con esto se lo está tratando como si fuesen incapaces, cuando son más bien todo lo contrario, incluso más capaces que quienes tenemos un trabajo estable.
Actualmente son muchos los bogotanos que viven de las ventas ambulantes y serán más si no se toma el toro por los cuernos y se buscan estrategias que incentiven la economía en el país y se evite que más personas caigan en la informalidad, pero, eso es tarea del Gobierno Nacional.
Muy bueno que la alcaldesa permita que los vendedores ambulantes ejerzan su actividad con tranquilidad y trabajen juiciosos, eso sí, invitándoles a que no generen aglomeraciones, ni conviertan los andenes de Bogotá en focos de contagio del Covid 19. Para esto último es necesario, que la administración distrital continúe adecuando espacios para el correcto ejercicio de su labor, brindado un programa integral que les permita acceder a la seguridad social.
Fernando Mendoza