Tras conocerse la carta de los ediles liberales en Bogotá, en donde manifestaron su voz de rechazo a la llegada al directorio liberal de Bogotá de la concejal Sara Castellanos, en el cargo de presidenta, se activaron las alertas al interior del partido para evitar una rebelión política en su base de militantes en la capital del país.
De inmediato se dieron las primeras reuniones entre la concejal Castellanos y quienes tenían algunas dudas como el representante Juan Carlos Lozada y buena parte de los ediles que fueron elegidos por el Partido Liberal, en donde se les hizo claridad, que tiempo atrás se abrieron las inscripciones para que los militantes participaran en las elecciones de los directorios locales, entre esos, el de Bogotá, dejando claro que estas se harían en la virtualidad por la pandemia del Covid 19, pero que muchos de ellos no acudieron a la cita para depositar su voto, lo que permitió que la cabildante fuera elegida con su base de electores, quienes si cumplieron.
A partir de ese momento regresó la calma y tanto los ediles que protestaban como el representante Lozada, entendieron las razones y se mostraron dispuestos a participar de los procesos que en Bogotá liderará el directorio al interior del Partido Liberal.