Al comienzo del careo, Trump tildó ese vídeo de “charla de vestuario”, dijo no sentirse “orgulloso de él” y enfatizó que ya se ha disculpado por él ante su familia y los ciudadanos. El magnate reiteró que siente un “gran respeto por las mujeres” y atacó al ex presidente Bill Clinton, esposo de la ex secretaria de Estado, de quien señaló que “nunca ha habido nadie en la historia de la política que haya abusado más de las mujeres”.
El formato del encuentro será diferente esta vez: ciudadanos seleccionados por la encuestadora Gallup harán preguntas en vivo a los dos candidatos, que tendrán dos minutos para responder a cada cuestión. Clinton llega a este debate como favorita, no solo por su victoria en el primer encuentro, sino porque lleva años practicando este formato, que precisamente fue introducido en los debates presidenciales a sugerencia de su marido Bill en 1992.
Sin embargo, el debate probablemente acabe ensombrecido por el tema que ocupa la atención del país desde el viernes: los comentarios machistas de Trump. Según la lista recopilada por el profesor de la Universidad de Chicago Daniel Nichanian, la lista de políticos republicanos que han anunciado públicamente su rechazo a Trump suma ya 39 nombres, entre diputados, senadores y Gobernadores, a los que hay que añadir otros ocho nombres que ya habían anunciado su rechazo antes del vídeo. La gran mayoría piden la dimisión inmediata del magnate para que sea reemplazado por su compañero, Mike Pence.
En total, un 39% de las mujeres en cargos electos del partido y el 83% de las senadoras republicanas han declarado su rechazo a Trump en las últimas 24 horas, una situación que deja al candidato en una grave situación de debilidad. Entre los hombres hay figuras tan relevantes como el senador y excandidato presidencial John McCain o el gobernador del importante estado de Ohio y rival en las primarias, John Kasich.
Defensores de Trump
Sin embargo, Trump, que reaccionó a la crisis con un tweet en el que calificaba a las últimas 24 horas de “ciertamente interesantes”, se ha mostrado desafiante y promete que “nunca” abandonará a sus seguidores y “nunca” renunciará a su candidatura, ya que tiene un “tremendo” apoyo popular.
Lo grave para el partido es que los votantes más acérrimos del magnate se han mostrado indignados con las declaraciones de condena. En Nevada, cuando el candidato a senador Joe Heck pidió a Trump que se retirara, el público reaccionó con abucheos. Según la cadena ABC. el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, recibió abucheos y gritos de “vergüenza” y “nos has dado la espalda” en un acto en su circunscripción de Wisconsin por borrar a Trump de su acto, tras lo que el empresario agradeció el “apoyo increíble” de sus partidarios en dicho estado. Y en Ohio, seguidores reunidos en un acto dijeron que seguirían apoyándole, “incluso si mata a alguien”, mientras otros dejaban de lado sus comentarios porque “los hizo cuando era demócrata, en 2005”.
En opinión de algunos de estos seguidores, las “élites republicanas” no han aceptado la victoria de Trump en las primarias y están intentando sustituirle “por la puerta de atrás” por otra persona, en contra de la voluntad de sus militantes de base.
Así, Trump no solo no piensa renunciar, sino que parece estar dispuesto a doblar la apuesta: la tarde del sábado retuiteó en su cuenta unos comentarios de una mujer, Juanita Broaddrick, que acusa a Bill Clinton de “ser un violador” y a su mujer de “cómplice”. El viernes, en su primer comunicado tras la publicación de los vídeos machistas, acusó a Bill de “decir cosas mucho peores” cuando jugaban al golf juntos.
Las altas figuras del partido temen una explosión durante el debate que dañe al partido de forma decisiva. Según informa CBS, numerosos donantes republicanos piden que les devuelvan sus inversiones. La noche del sábado, el partido anunció que retiraría su apoyo financiero y logístico a Trump, algo que solo había ocurrido una vez antes -con Bob Dole en 1996- y a menos de una semana del día de las elecciones, no con un mes de antelación.
Mientras tanto, el partido demócrata se ha mantenido al margen, dejando que los republicanos se enzarcen en una batalla interna que les puede dar una inesperada victoria legislativa además de presidencial. La polémica ha ocultado la publciación de unos correos electrónicos con discursos de Clinton a empresarios e inversores de Wall Street, que podrían haberla enfrentado al ala más progresista de su organización. El debate será una oportunidad para que los ciudadanos la interroguen, si es que la crisis republicana permite que se hable de algo más.
