Claudia López es irreverente, hábil y ya sabe lo que es vencer al petrismo en las elecciones regionales del 2019. Es ambiciosa, quiere ser presidenta y, además, es probable que tenga que tomar distancia del gobierno actual, si busca llegar fuerte a las presidenciales del año 2026. La polémica sobre el futuro del proyecto Metro de Bogotá, es tan solo un abrebocas de lo que podría ser una ardua oposición al presidente Petro en los próximos tres años.
Desde su posición como investigadora, luego como senadora y ahora como alcaldesa, ha sostenido fuertes discusiones con expresidentes y presidentes de turno. Desde Uribe hasta Duque y muy seguramente en los próximos días con Petro, la mandataria de la capital no se ha quedado callada frente a nada, ni nadie, con lo que no esté de acuerdo. Este ha sido parte de su éxito político.
Sus declaraciones de estos días han sido inteligentes y directas, manteniendo un tono aún conciliador y propositivo, pero que de seguro con la cercanía al final de su mandato podría venir cargado de dardos implacables, como solo ella puede hacerlo. Recordarle a Gustavo Petro que ya no es alcalde, sino presidente, ha calado en la mente de muchos, porque recalca la idea casi que generaliza que muchos tienen del presidente como un hombre terco y obstinado.
Hoy muchos sectores políticos, que en el pasado no estaban con Claudia, apoyan la gestión de la Alcaldía de Bogotá y la postura de cumplir el contrato adjudicado al Consorcio. Además, los medios de comunicación que no son afines al gobierno están con una línea editorial de apoyo a la alcaldesa. Todos los hechos indican que esta disputa no le conviene en lo absoluto al Gobierno Nacional, cuando sobre la marcha este tiene muchos problemas de alto impacto a nivel nacional.
Es tiempo de que alcaldesa le recuerde al presidente Petro si es que quiere ser el Alejandro Ordoñez de su Alcaldía, que uso su envestidura como procurador para instigar y frenar por vías sancionatorias los proyectos de la Bogotá Más Humana. Hoy, Gustavo Petro quiere poner la talanquera a lo que podría ser uno de los logros más destacables de la administración López. Por lo menos, esa es la imagen que está dejando, cuando el proyecto del Metro ya tiene avances visibles frente a toda la ciudadanía.
Por estas razones, es muy viable que el camino de Claudia López sea hacia una oposición férrea al actual Gobierno, provocada por un trato mezquino, irrespetuoso y poco conciliador que se ha visto en cabeza del primer mandatario y seguido por sus secuaces políticos de turno por estos días. Se avecinan profundas divisiones al interior del Partido Verde, por cuenta de quienes son fieles a los planteamientos de la dupla López- Lozano y por cuenta de quienes están cercanos al presidente Petro.
Sin embargo, me atrevo a decir que esta malversación que apenas comienza le traerá grandes resultados y aliados a la futura exalcaldesa con miras a lo que será su plataforma política del 2026. Es probable que el Petrismo esté asegurando su derrota en Bogotá para las próximas elecciones regionales de mes de octubre, y que buena parte del resultado negativo sea gracias a la convicción argumentativa de López.
Si bien es cierto la ciudad capital se verá perjudicada por las discrepancias entre el gobierno nacional y el distrital, el grupo político de López estará más que listo para iniciar campaña desde la oposición en los primeros días del próximo año.
Luis Carlos Martínez