La profundización de la integración con la Unión Europea podría ser una vía para que América Latina mejore sus perspectivas económicas y comerciales en un hipotético escenario de fragmentación geopolítica del comercio mundial, marcado por el surgimiento de dos bloques
de países, Estados Unidos y China, que restringen el comercio a los países que no pertenecen al mismo bloque.
Esta es una de las principales conclusiones que se recogen en el boletín económico ‘Los vínculos comerciales de América Latina
y el Caribe ante los riesgos de fragmentación geopolítica global’, publicado por el Banco de España.
El escenario presentado pone de manifiesto los efectos “adversos”
que la fragmentación comercial tendría sobre la actividad económica de la región latinoamericana y, por tanto, hace más necesaria la búsqueda de soluciones multilaterales.
Así, un posible “canal de protección” sería la diversificación comercial, para lo que los países de América Latina podrían mirar hacia el continente europeo y profundizar sus relaciones con la Unión Europea.
Respecto a la situación comercial entre ambos bloques, el Banco de España ha apuntado que los acuerdos vigentes “no agotan” todas las posibilidades de integración comercial. Entre estos, cabe destacar el principio de acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y el Mercosur no ha sido ratificado aún, y el acuerdo con México también está a la espera de ser ratificado desde 2020.
Apertura comercial heterogénea:
El nivel de impacto del hipotético escenario de conflicto comercial es “heterogéneo” en las economías de América Latina , difiriendo de su grado de apertura comercial hacia otros países y de la composición geográfica de sus flujos comerciales.
En cifras, los intercambios comerciales de América Latina con Estados Unidos, China y la Unión Europea representan cerca del 65% del total del comercio internacional de la región. El principal
destino es Estados Unidos, al que llegan el 42% de las exportaciones totales de la región, lo que equivale al 8,5% del PIB regional. Por su parte, China y la Unión Europea tienen una importancia relativa menor y atraen, respectivamente, el 15% y el 9% (3% y 1,7% del PIB) de las exportaciones de la región.
Por el lado de las importaciones, las diferencias entre bloques son algo menores. Estados Unidos, China y la Unión Europea representan el 34%, el 20% y el 12% de las importaciones totales de la región, lo que equivale al 6,3%, el 3,7% y el 2,2% del PIB regional, respectivamente.
En lo que se refiere al grado de apertura, Brasil sería el país menos perjudicado, al ser una economía más cerrada al comercio internacional. Por el contrario, México es el país que realiza más intercambios comerciales, aunque estos se concentran mayoritariamente con Estados Unidos, por lo que una alineación con el bloque oriental liderado por China le llevaría a ser uno de los mayores perdedores de la región, junto a los países centroamericanos.
En el caso de que los lazos comerciales de América Latina se centren en el bloque liderado por Estados Unidos, la mayor reducción del comercio se produciría en Chile y Perú, dada su mayor relación con China. Precisamente, el gigante asiático es, en la actualidad, el principal socio comercial para los países de América del Sur, salvo para Colombia y Ecuador.