El núcleo de la democracia son los partidos políticos. Por eso sus integrantes debemos ser ejemplo de prácticas democráticas y la colectividad debe ser un ejemplo de ejercicio deliberativo y democrático.
El talante de una colectividad se evidencia en la forma como se toman decisiones, en la forma como se llegan a acuerdos. Eso es lo que nos diferencia de los partidos tradicionales, donde priman las decisiones autoritarias, el personalismo, el todo vale.
Pues bien, las colectividades que se han erigido con la promesa de profundizar la democracia han defraudado sus propios principios.
Lamentablemente nuestro Partido Alianza Verde no se quedó atrás para resquebrajar los principios democráticos. En primer lugar, amañaron la elección del candidato verde a la Alcaldía para intencionalmente sacar y dejar sin opciones a los 3 candidatos que desde posiciones ideológicas distintas han sido críticos de la Administración Distrital en cabeza de Claudia López y de las decisiones autoritarias dentro de la colectividad.
Para ello se configuró una encuesta para decidir por el candidato del Partido Alianza Verde con unos criterios que a priori ninguno de los candidatos iba a lograr cumplir. De esa manera, los candidatos Martín Rivera, Lucía Bastidas y Luis Carlos Leal quedaron por fuera del juego. Y a este último a pesar de haber logrado la más alta intención de voto entre los verdes también le desconocieron su derecho a ser candidato.
Y, finalmente, el Comité de Avales del Partido Alianza Verde en un ejercicio absolutamente antidemocrático y autoritario durante el proceso de elección de los candidatos al Concejo de Bogotá decidió arrebatarme el aval y al final, a pesar de ser la votación más alta del Partido en las elecciones pasadas, decidieron asignarme el número 34 como un castigo por ser crítico de la Administración de Claudia López, quien traicionó sus promesas de campaña y los principios del Partido.
Los que le apostaron a callarme y a castigarme por ser crítico de las decisiones del Partido y de la Administración Distrital les digo: ¡no pasarán! La coherencia es el principio rector de mi ejercicio político. Me la juego con el 34.
34 veces sí a defender la vida, 34 veces digo sí a defender los recursos públicos, 34 veces sí a la defensa de los derechos de los jóvenes. Los intereses de la ciudad están por encima de los intereses particulares. La labor es profundizar la democracia y dignificar la política. La política no se vende y surge desde la libertad y la apuesta por lo público. No callarán mi voz, seguimos firmes con Bogotá.