El fenómeno Milei y sus controvertidas propuestas

La economía argentina está pasando por su peor momento. La inflación más alta en la región con 114,2% en mayo, una devaluación marcada de la moneda que llegó al 22%, luego de las elecciones primarias llevadas a cabo el 13 de agosto. Ahora los ciudadanos no ahorran en pesos argentinos, lo hacen en dólares debido a la incertidumbre de la economía. La pobreza ronda el 40% de la población. Se ha presentado un aumento del desempleo y una degradación del mercado laboral.

Ante el escenario económico crítico que vive el país, se está posicionando el discurso de Javier Milei, economista y candidato de extrema derecha que plantea dolarizar la economía, eliminar el Banco Central Argentino y “pasar una motosierra” al gasto público que, desde la llegada de los Kirchner al poder en 2003, se ha incrementado sustancialmente debido a una ampliación, sin precedentes, del aparataje institucional. Establece que la medida de eliminar el Banco se puede presentar entre 18 y 24 meses, vía legislativa, en caso que sean gobierno.

El descontento de los argentinos con el actual modelo económico se evidenció, notoriamente, en las elecciones regionales del pasado 13 de agosto. Justamente, la fuerza de Milei, “La Libertad Avanza”, fue la más votada con un 31.63%, seguido de “Juntos por el Cambio” encabezada por la candidata Patricia Bullrich (ministra de seguridad durante el gobierno de Mauricio Macri) y, finalmente, está el Ministro de Economía de la actual administración, el candidato oficialista de la “Unión por la Patria”, Sergio Massa, con un 27%.

Aunque los porcentajes electorales están muy parejos, para las elecciones definitivas del 22 de octubre las firmas encuestadoras presentan una imagen positiva de Javier Milei superior a la de sus contrincantes. Su discurso agresivo (que en ocasiones raya con la agresividad) es comparado con los de otros outsider como Donand Trump y Nayib Bukele.

En materia de seguridad propone establecer una “nueva doctrina” donde “el que la hace, la paga”. Junto a su fórmula presidencial, Victoria Villaruel -quien es la directora del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas-, ven con buenos ojos el porte de armas en Argentina para incrementar la seguridad. Sugieren que la legislación vigente establece muchos requisitos para su acceso y en ese sentido el “Estado desalienta la compra y uso de armas”, cuestión que se tiene que revisar en caso que sean triunfadores.

Entretanto, para enfrentar el excesivo gasto y reducir la inmensa burocracia, Milei propone suprimir los ministerios de salud, educación, cultura, igualdad e investigación científica. En su lugar, plantea la creación del “Ministerio de Capital Humano”, el cual aportaría en la eficiencia estatal. Este es un tema que ha generado controversia, pues va en contra de los avances que, en materia de garantía de derechos, han desarrollado administraciones anteriores como la de los Kirchner. Además, replantearían el ministerio de la mujer al ser “un agujero negro del presupuesto del Estado”, dominado por “colectivos de mujeres feministas, de LGTBI y mujeres proaborto”.

En materia educativa su programa es, definitivamente, conservador. Considera que la educación sexual debe ser brindada por las instituciones de forma optativa, pues no se puede “adoctrinar sobre prácticas sexuales” a los jóvenes; es decir, temas como la homosexualidad y la bisexualidad deben socializarse en la familia y no debe ser un tema que en el que el Estado deba inmiscuirse. Al tiempo, revisarían la despenalización del aborto, pues (como lo ha dejado ver Villaruel en entrevistas) se está matando al niño antes de nacer, además de “no ser una conquista social”. El otro tema bioético controvertido es la apertura del mercado de órganos, al brindar la posibilidad de acceso a quien tenga el dinero para su compra.

Finalmente, la propuesta de Milei y Villaruel está enmarcada en una revisión de las políticas de verdad y víctimas de las dictaduras. El Estado argentino, según manifiesta la candidata a vicepresidenta, ha pagado 3000 millones de dólares en indemnizaciones a personas que murieron “poniendo bombas, que se suicidaron tomando pastillas de cianuro, que fueron asesinados por la misma estructura terrorista en aplicación de sus códigos de justicia revolucionaria”. En cambio, no se ha reconocido a las victimas del terrorismo, es decir, de las organizaciones guerrilleras como los Montoneros y el Ejército Revolucionario Popular (ERP).

A pesar de ser una frase de cajón, en este caso es válido mencionar que “ningún extremismo es bueno”. Si Javier Milei llegara a ocupar el cargo de primer mandatario, Argentina retrocedería en las conquistas logradas en materia de garantía de derechos, perdería su autonomía monetaria, entraría en el circulo vicioso de que la seguridad está en las armas y no encontraría un escenario latinoamericano favorable para encausar su política de cooperación. Esperemos que la decisión que tomen los argentinos en las urnas sea la más consiente para que puedan pasar esta crisis económica sin alterar sus logros alcanzados en el ámbito social.

Maylor Caicedo

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