Las manifestaciones ciudadanas no pueden convertirse en un comité de aplausos para alimentar el ego del presidente Gustavo Petro.
Resulta absurdo que para el Gobierno Nacional siga siendo una constante convocar a marchas y despilfarrar dinero de los colombianos solo para satisfacer sus caprichos egocentristas sin concentrarse verdaderamente en gobernar al país que lo eligió.
Tan solo en seis meses el presidente Gustavo Petro ha mostrado su intención de dividir a la ciudadanía y encuentra la manera de seguir desviando la atención de todo lo que busca hacer desde su gobierno, invitando a los colombianos a movilizarse y buscando mejorar su imagen que está en declive desde que se posesionó como Presidente de Colombia.
Es que solo basta con revisar las últimas cifras de favorabilidad de la encuesta Pulso País, de la firma Datexco donde cayó 10 puntos porcentuales entre octubre y febrero, y la aprobación de cómo el presidente Gustavo Petro está llevando al país también ha bajado del 48% al 39%; es decir, los colombianos cada vez están más descontentos con su gestión.
Y ni qué hablar de la baja convocatoria que tuvo durante la socialización de la reforma a la salud, donde llegaron tal vez un poco más de 200 personas a presenciar semejante show y gasto inoficioso por parte de la Presidencia para radicarla.
Después de todo, es irresponsable que el presidente Gustavo Petro convoque una marcha para defender propuestas que no son del todo claras para el país, reformas que afectan a los colombianos y que sin duda alguna siguen maltratando el bolsillo y la vida de quienes lo eligieron.
¿Defender qué? si es que el Gobierno Nacional no ha sido claro con lo que propone y sigue siendo hermético, contradictorio y confuso con cada una de las declaraciones que realiza ante la opinión pública.
Ahora bien, es increíble que cada vez que la oposición recurre a marchar en contra del mal gobierno, la respuesta presidencial resulta ser una convocatoria para intentar mover a sus adeptos en contra de quienes estamos en desacuerdo.
Eso no es más que un berrinche al que nos tenemos que acostumbrar, porque cada vez queda más claro que el papel presidencial en este gobierno es y será el de las pataletas de Gustavo Petro.