Por: Diego Andrés Cancino Martínez.
En política jamás se debe hacer algo, en privado, que no se pueda hacer en público. Esta es la voz que apela a cuatro principios de Antanas Mockus: la vida es sagrada, los recursos públicos son sagrados, no todo vale y luchamos contra la cultura del atajo. En mi pasada campaña electoral, el sentido de usar una cámara instalada en la frente, fue transmitir un mensaje: Soy un parlante, un amplificador de voces, la cámara es para visibilizar y denunciar violaciones a los DDHH y prácticas corruptas. La cámara hace público lo público, permite captar las realidades de la gente en el entorno político, sin estigmatizar, pero buscando transformar, enseñando a no comprar votos, a compartir el carro, para contribuir a disminuir el tráfico, atenuar el impacto ambiental, promover la cultura ciudadana. Esa ha sido nuestra gestión. Es lo que hemos hecho. Con imaginación, determinación y libertad para enfrentar a los corruptos, a las estructuras que cometieron atropellos en el estallido social y en la pandemia. Denunciamos con Susana Mohamad y el apoyo de la oficina de Derechos Humanos de la ONU, los casos inaceptables de tortura perpetrados por algunos agentes policiales.
Todos los partidos alternativos, el Pacto Histórico en general, el Polo Democrático, Colombia Humana, el Partido Mais, el Partido Verde, se la han jugado por un proyecto social demócrata, para profundizar la democracia sin caer en las prácticas políticas corruptas, con pedagogía y una apuesta por la paz, buscando el reconocimiento de las personas que nunca han sido escuchadas, para que ellas dejen de ser excluidas. En todo esto tenemos que dar ejemplo, no lo estamos haciendo y hay que hacer una labor autocrítica.
Lo que pasó con los avales para la inscripción de candidatos a las corporaciones, no tiene sentido y es intolerable porque excluyeron a candidatos que tienen legitimidad como dirigentes populares: al profesor Carrillo sin una consulta a las bases, al concejal Celio Nieves, quien fue líder estudiantil, dirigente sindical, presidente de la Asociación Distrital de Educadores y quien ha desempeñado una labor impecable en el Concejo, a Cristian Robayo excelente edil de Ciudad Bolívar, candidato de Alirio Uribe y de Iván Cepeda y a Ati Quigua destacada promotora cultural de prácticas de preservación ambiental y respeto por la naturaleza. Todos ellos excluidos mediante procedimientos similares a las prácticas políticas tradicionales que quisiéramos superar.
Lamentablemente, hay estructuras políticas que quieren cooptar los partidos. Pero les decimos que NO PASARÁN, como en los campos de resistencia al fascismo. Estamos rodeados de una cantidad de prácticas que hemos denunciado: los atajos del exgobernador de Boyacá ahora co-presidente del Partido Verde, las incoherencias de la alcaldesa, con el Plan de Ordenamiento Territorial que no responde a las necesidades reales de la ciudad y si favorece en gran escala unos intereses particulares inmobiliarios, el alimentador elevado, el TransMilenio por la séptima, etc.
De las crisis pueden salir una cantidad de transformaciones inéditas. Los partidos que apostamos por profundizar la democracia, que criticamos el modelo tradicional económico y político, tenemos que hacer una reflexión muy profunda, tenemos que dar ejemplo y dar un vuelco y desde ahí jalonar un nuevo proyecto. Los candidatos y candidatas que hemos compartido la misma perspectiva política vamos a dejarla toda en la cancha. Aún no hemos ganado el poder, tenemos que seguir resistiendo y persistiendo y es con votos que lo vamos a lograr, porque en las entidades territoriales también se está jugando un proyecto de país. Si lo perdemos ganan los partidos tradicionales.
Nos han querido callar, amordazar, pero nuestra voz no la han podido silenciar. Me querían excluir del partido, pero me premiaron con el número 34 que representa imaginación, determinación y libertad. Entre más fuerte es el viento, más vuela la cometa. Con el 34 vamos a multiplicar los votos. Vamos con toda a ponerle el ojo a Bogotá.