Inteligencia artificial

Los dividendos tecnológicos tienden a tomar más tiempo de lo previsto. El internet, el computador personal o los celulares, durante su infancia, no ofrecieron los avances en productividad prometidos. Más bien la tecnología tiene un prontuario masivo de burbujas financieras y falsos profetas, solo en esta última década han coronado los cryptoactivos, el blockchain, la realidad virtual, la realidad aumentada y los Non-Fungible Tokens (NFTs).  A pesar de tantos mesías, por lo menos hasta ahora, la inteligencia artificial pareciera que va a tener el mayor impacto en el mercado laboral. Llamados de regulación para evitar una distopia tecnológica tienen el respaldo de voces calificadas, pero la regulación que debe sacar Colombia es más inmediata.

Los impactos de la tecnología son imprevistos, nadie hubiese imaginado que el humilde invento del aire acondicionado cambiaría los patrones de inmigración hacia las costas o que el zoom adaptado en pandemia impactaría tanto a la industria aeronáutica. La clave para entender el fenómeno de estos Modelos Masivos de Lenguaje (MML) de inteligencia artificial es que su impacto inmediato es la disrupción de profesiones que requieren memoria. Son los abogados y los contadores, más que los taxistas, quienes deben comenzar a prepararse.

Funcionalidades como ChatGPT en esencia se alimentan de cantidades masivas de datos para aprender a darle significado. Entre más datos, van mejorando su funcionalidad y ampliando su conocimiento. Este aprendizaje de máquinas podría evaluar la jurisprudencia específica de un juez y de manera posterior identificar los argumentos de un caso más aptos para convencerlo. Esto mismo aplica para la preparación de una declaración de renta, una nota periodística sin análisis o algunos tipos de diagnóstico médico. Puede que se haga un primer buen resumen, pero la calidad del trabajo depende de la calidad de la información de la cual se alimenta.

Asumir que el internet o las redes sociales son la verdad revelada es una equivocación. Están llenas de racismo, sexismo, noticias falsas y excéntricas teorías de la conspiración. Si los MML consumen esta información van a responder con estos filtros para probablemente dar respuestas equivocadas. En la esfera técnica, como la composición química de un producto, no hay tanto riesgo, sin embargo, al entrar a otros temas se requiere muchos más que un grano de sal; en tecnología es como un Google mejorado, que arroja el resultado que hay no el que es.

Existen temores en las áreas creativas donde ChatGPT dibuja, escribe y compone como un artista. La clave es que la inteligencia artificial no compone como Beethoven o Drake, sino más bien que los copia supremamente bien. No solo el público debe conocer cuándo una canción o un cuadro son desarrollados artificialmente, sino que debe desarrollarse tecnología para proteger los derechos de autor de los creadores copiados. En esencia, es la inteligencia de copiar muy bien, por ahora no hay ninguna creación original.

De igual manera, en otras áreas se debe transparentar el uso de aplicaciones que usen MMLs para dar respuestas. En algunos casos el gobierno debe proteger qué tipo de datos se pueden utilizar en los modelos, no queremos que información personal ingrese, quedarían individuos sujetos a manipulación y expuestos a casos de delincuencia informática. Igualmente, hasta mostrar mayor confiabilidad no deberían ser válidas sus recomendaciones en algunas profesiones, por ejemplo, en medicina. Lo que sí es evidente, es que el nuevo petróleo son los datos y eso hay que protegerlo.

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