Por: Diego Cancino
El Partido Verde nació con dos premisas elementales que deben guiar su acción en la política: creemos que la vida es sagrada y que debe ser protegida; y que los recursos públicos también lo son y deben ser usados de forma responsable y transparente y requieren de vigilancia para garantizar que así sea.
Como miembro y representante del partido en el concejo de Bogotá he alzado la voz siempre que estos dos principios han sido ignorados por quienes ejercen el poder y ejecutan el presupuesto. No he vacilado en hacerlo incluso cuando esto ha implicado señalar atajos dentro de mi partido.
Como el país sabe, señalé que hubo tres consorcios armados por dos hermanos, los hermanos Peña. Esos consorcios están conformados por empresas que en algunos casos, curiosamente registran la misma dirección, pese a lo cual les fue posible concentrar más de 160 mil millones en contratación durante el gobierno de Amaya.
Hoy algunos de esos contratos de obras públicas están siendo investigados en la contraloría y en la procuraduría. Hay serios retrasos en la ejecución y 30 mil millones de pesos en adiciones, como si estuvieran premiando con más recursos la falta de ejecución y las demoras.
Amaya, que debió dar la cara a los boyacenses y al partido verde, prefirió intimidarme con acciones jurídicas interponiendo una tutela en mi contra alegando que estaba afectando su buen nombre. Sin embargo, su intención de forzarme a retractarme públicamente fue derrotada, pues tanto en primera como en segunda instancia la justicia me dio la razón.
Ahora es la justicia quien pedirá respuestas a Amaya, esas que se niega a dar a los boyacenses y ante la opinión pública, lo hará Fiscalía General de la Nación, que ha abierto una investigación a raíz de las denuncias que hice. La justicia muchas veces tarda, pero llega, y hoy empieza a buscar debajo de la ruana que quería cubrirlo todo.
Quienes defendemos y nos guiamos por los principios del partido verde seguiremos alzando la voz ante el mal uso de los recursos públicos. En mi caso, continuaré siendo leal a la confianza que me han dado: atajo que vea, atajo que denuncio.