Por Cristian Camilo Casas García, Consultor empresarial
Luego de la pandemia del Covid-19, hoy nos enfrentamos a grandes retos tanto económicos como sociales. Vimos como luego de vivir grandes desafíos producto del confinamiento las empresas se vieron forzadas a replantear su aporte hacia la sociedad. Fueron premiadas, luego de la crisis sanitaria, las compañías que no desampararon a sus trabajadores y sus equipos de apoyo; asimismo, aquellas que se solidarizaron con la situación social y económica de las personas haciendo para ellas más llevadero el toque de queda.
De acuerdo con Asociación Nacional de Empresario de Colombia (ANDI), para 2021, el monto destinado a fines sociales por parte de la empresas fue de $3,7 billones; mientras que, en 2020, el año de la aparición de la pandemia de la Covid-19 en el mundo cerró en $4 billones. La inversión de esos años reflejó un aumento de 22 % y 9 % respectivamente frente a la que se realizó en 2019. Mostrando así un alto desarrollo de estas apuestas empresariales durante la crisis.
Sin embargo, los esfuerzos no deberían quedar ahí, por el contrario, me atrevería a decir que es el momento para ser más solidarios desde lo individual y por supuesto desde lo empresarial. Por lo mismo, las complejidades de Colombia requieren, ahora más que nunca, de un sector empresarial más comprometido con las demandas sociales del país que van desde retos en: sostenibilidad, paz, educación y voluntariados ¡No es el momento de desfallecer!
Es ahí donde el compromiso de las compañías deben poner el acento. Ninguna estrategia empresarial está completa estos días sin un compromiso con la responsabilidad social corporativa. De hecho, ahora existe toda una industria en torno a ella y, en Colombia las empresas locales como multinacionales deberían impulsar las cifras de desarrollo social. Entiendo, también, la dificultad que viven día a día las empresas, que en muchas ocasiones, se ven obligadas a cerrar por temas externos y regulatorios, no obstante, es compromiso de todos crear y edificar una mejor sociedad.
En este sentido, las empresas que apuestan por ser socialmente más responsables también obtienen beneficios. De acuerdo con informes y encuestas de la consultora Nielsen el 75% de los consumidores está dispuesto a invertir en marcas cuyo compromiso se base en la responsabilidad social, además que valoran si los materiales utilizados en los productos son ecológicos, sustentables y se preocupan por el bienestar de los animales ¿Entonces, por qué no ser socialmente responsables?
Estas apuestas deberían llevarse a cabo con una reflexión de los desafíos y retos que presenta actualmente el país y la región, Deben ser aportes que reconozcan las necesidades de las personas y del país que habitamos, que identifiquen cualitativamente las exigencias de la ciudadanía y, sobre todo, que sean ejecutables y replicables en beneficio de lo anterior.
Por último, es fundamental que se divulguen estas buenas prácticas con el fin de que sean imitadas tanto por pequeñas, medianas y grandes empresas. Hoy más que nunca requerimos de una responsabilidad social empresarial.