Mercaderes de la crisis

Por: Juan Luis Castro


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A pesar de la cantidad de información disponible acerca del COVID19 y del ejemplo de otros países, estamos cometiendo errores previsibles en la atención de la pandemia. Es ingenuo esperar resultados diferentes con la misma estrategia de siempre.

Sabemos que, de 100 pacientes de coronavirus, cerca de 20 terminan hospitalizados, de los cuales 5 terminan en una unidad de cuidados intensivos con respirador. En varias publicaciones he insistido en el uso del tapabocas y las medidas de aislamiento porque ya está comprobado que funcionan. Sin embargo, la estrategia del Ministerio de Salud es monotemática y se concentra en el uso de ventiladores, una estrategia que cae como anillo al dedo para un negocio financiero y no para prevenir la enfermedad.

La estrategia se enfoca en aceptar la derrota de las medidas de promoción y prevención que históricamente son las que han dado mejores resultados en el manejo de las pandemias. Estamos tomando el camino más largo.

Varios estudios han demostrado un altísimo retorno de la inversión en cada dólar o peso dirigido a la salud pública. Literatura reciente habla del retorno de 14 dólares por cada dólar invertido, mientras que hay otros que hablan de un retorno incluso mayor. (Ver: https://bit.ly/36J1eaZ & https://bit.ly/36IE30g)

Estos estudios generalmente hablan de enfermedades crónicas no trasmisibles donde los ahorros usualmente se ven a largo plazo. Reitero, la inversión en salud pública se ve multiplicada exponencialmente, aquí les cuento porque:

La estrategia de las Unidades de Cuidado Intensivo parte de la presunción de la derrota de las medidas de mitigación (higiene y uso de tapabocas), que de por sí son medidas de promoción y prevención en salud. Cada paciente que entra al hospital, es un fracaso de la salud pública y por ende del sistema.

En un escrito anterior revisé las cifras de éxito de las medidas de aislamiento, las cuales disminuyen la trasmisión del virus en un 50% sin tener en cuenta el uso del tapabocas. El uso del tapabocas trae consigo una disminución en la trasmisión de un 50%, por lo que combinando las medidas de aislamiento con el uso masivo de las máscaras o tapabocas, tendríamos una reducción sustancial de la tasa de trasmisión(R0) del virus.

La disminución de la transmisión al 50% daría muchas posibilidades de hacer rastreo de los infectados, ahorrando así unos buenos pesos al sistema de salud que no sobran en medio de esta crisis. Por ejemplo, por estos días el sistema proyecta para agosto la compra de 2700 camas para atención de COVID.

En el mejor de los escenarios y dada la cantidad de infectados que están apareciendo, estaremos utilizando el 40% de estas camas en un año (este es un estimado muy optimista), lo que se traduciría en 1000 camas con un costo diario por cama de 1.5 a 7 millones de pesos, una media de 4 millones al día.

El gasto de 4 mil millones de pesos diarios generaría un sobrecosto de cerca de 1.5 billones de pesos más para el sistema, esto sin contar pacientes no identificados que llegan al hospital directamente.

Veámoslo de otra manera, de cada 20.000 infectados, cerca de 1000 han requerido tratamiento en UCI. En este escenario ya habríamos gastado 35 mil millones en pacientes UCI, sin contar el 15% restante que requirió hospitalización y no UCI, y sin contar los no detectados que llegan al hospital sin haber sido diagnosticados. Estos números podrían ser mejores si la medida de tapabocas masivos se hubiese instituido durante la cuarentena a nivel nacional y de manera obligatoria.

En Colombia podríamos estimar que hasta ahora nos hemos “ahorrado” al menos 4000 muertos gracias a la implementación de la cuarentena de acuerdo a un modelo muy simple de proyección de contagios y decesos. Según el modelo que presenta la gráfica, el escenario en que se implementan oportunamente los controles es bastante similar al de nuestro país, para el día 70 de la cuarentena (martes 2 de junio) los decesos estarán por el orden de los 885 fallecidos. (Ver: https://www.jirav.com/blog/reforecasting-the-us-covid-19-impact)

La cuarentena, en términos prácticos, ya terminó y hemos visto un aumento vertiginoso en la detección de infectados, lo que aumentará el número de pacientes hospitalizados, de ocupación de UCI y por consiguiente de decesos, es decir, cada vez hay más diferencias entre el modelo de la evolución del virus con las medidas oportunas de control y nuestra realidad.

El Gobierno no puso ninguna medida efectiva de mitigación para cuando saliéramos de la cuarentena, y justo aquí es donde cualquier esfuerzo que hagamos para evitar el aumento en el número de contagiados es clave, pues se traduce en miles de millones de pesos ahorrados que amplían la ventana de acción.

La estrategia principal, fallida, era concentrarse en que las UCI no estaban y aún no están listas, luego, la medida de uso y distribución masiva de tapabocas no ocurrió de manera estricta, ni hablar de la protección del personal de salud y del testeo que no funciona si no se le hace seguimiento; todas medidas relacionadas con mejorar los resultados a largo plazo, lidiando con la pandemia y permitiendo a la economía reactivarse.

¿Qué nos queda?

La distribución masiva de tapabocas en las 13 ciudades principales donde están los mayores focos de infección, y debido a factores como la densidad poblacional y necesidad de activar los sectores de la economía, la tasa de contagio tiende a crecer.

El mayor factor de prevención en la trasmisión del virus es el uso adecuado de tapabocas, medidas de higiene y distanciamiento apropiado, así lo comprueban las experiencias de campo de otros países como Japón, China, Corea del sur y Alemania.

Para terminar, quiero llamar la atención sobre el perverso incentivo que ya está teniendo efectos sobre la ocupación de las UCI y la posibilidad de desfalcos con el sobre diagnóstico de pacientes COVID en UCI. Esta semana varios medios reportaron la sobrepoblación de camas de cuidado intensivo, debido a que la bolsa de pagos puesta por el Ministerio de Salud dictamina un mayor pago a pacientes con diagnóstico COVID, dejando ver una vez más que su estrategia principal está concentrada en negociar con las UCI y no en la prevención. (Ver: https://www.elespectador.com/noticias/politica/habria-cartel-de-la-covid-19-en-las-uci-en-cali-senador-denuncia-articulo-920994)

Así las cosas, estamos preparándonos para un derroche de dinero innecesario e impagable, acompañado de los robos usuales a los que estamos acostumbrados los colombianos por parte de algunos actores del sistema de salud. Es momento de que los mercaderes de esta crisis se tomen en serio la salud de las colombianas y colombianos.

@JuanLuisCasCo


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