Los problemas que trajo el Covid 19 a Transportes Gallego

El Covid 19 trajo para Transportes Gallego crisis económica que en esta ocasión, no solo paralizó su ritmo normal, sino que además, tiene a su propietario pensando en cómo se reinventa para continuar en el negocio, sin necesidad de verse obligado a acudir a préstamos bancarios, que indudablemente ahondarían los problemas financieros.

Hoy, según las cuentas de Jorge Gallego, gerente y propietario de esta empresa mediana de transporte de carga, las pérdidas ascienden a unos cien millones de pesos al mes, “si la cuarentena continúa más allá del 27 de abril, me veré en la obligación de enviar al personal a licencia no remunerada y el que no lo acepte tendré que liquidarlo, porque la situación se puede salir de las manos” asegura.

Esta empresa tiene sus inicios en los años 80, cuando Jorge se dedicaba a transportar café desde Barbosa a Bucaramanga en un camión. Este negocio le permitía llevar los gastos del hogar conformado con su esposa Mariela, al que más adelante fueron llegando uno a uno sus cuatro hijos. Más adelante se hizo a un segundo carro y el día menos pensando, estando en la capital de Santander, le pidieron que hiciera un viaje de una empresa petrolera (Shlumberger), donde poco a poco se ganaría la confianza del personal encargado de realizar envíos de maquinaria y producción a diferentes lugares del país.

De esta manera Jorge se radica en Bogotá con su familia, convirtiéndose en proveedor de la firma petrolera, quien le pide constituirse como persona jurídica para poder contratar un número mayor de viajes, lo que le motiva no solo a conformar la empresa, sino además a ampliar la flota de camiones.

Fueron años de grandes esfuerzos, en los que debía, además de trabajar duro, sacrificar el tiempo dedicado a sus hijos y esposa, pero también de enormes satisfacciones, porque gracias a estos, su familia pudo salir adelante, sin que nada les faltara, cultivando la sencillez, nobleza y amabilidad que tanto les caracteriza.

Tanto Jorge como sus hijos y esposa, ven con enorme preocupación lo que sucede con la empresa, tras la crisis que ha traído el Covid 19 para la economía mundial. A pesar de no ser la primera dificultad por la que atraviesan, en esta ocasión no ven una salida que les permita superar el hueco financiero que le está dejando la pandemia.

Hace unos años tuvo que sortear una difícil situación que le generó la baja en los precios del petróleo, lo que le obligó a vender gran parte de la flota de carros, quedarse con los necesarios y si se requería, alquilar el servicio de algún conocido para suplir alguna falta. Este problema que fue del orden mundial, trajo como consecuencia la competencia desleal de las empresas colegas, quienes por no perder clientes, bajaron los precios de transporte a unos niveles en los que Jorge no podía competir, por lo que tuvo que hacerse a nuevos negocios para no quedarse de manos quietas.

Cuando se estabilizó de nuevo, llegó la pandemia del Covid 19, que pudo no traer mayores consecuencias negativas para el transporte de alimentos, pero si a quienes se dedican al transporte de maquinaria, equipos y demás, porque el número de viajes se redujo, por tanto el nivel de ingresos también cae.

Jorge no cree que la solución para las pequeñas y medianas empresas de transporte de cargas, deba pasar por el acceso a un crédito bancario, del que no está seguro si se puede pagar o no y que a su negocio le significaría un enorme riesgo financiero, porque no es claro si cuando se abra la actividad económica en la que el participa, el nivel de viajes sea el mismo.

“La incertidumbre es grande, no solo por el pago de personal, sino porque el resto de obligaciones tendrán que ser renegociadas, tratando de no caer en más deudas. Es la única opción que me queda. La otra es cerrar la empresa y pido a Dios porque no llegue a esta decisión, que sería en caso extremo”, puntualiza.

Por el momento, Jorge hace lo posible para no dejar vencer obligaciones, ni extenderlas a más plazos, mientras ruega para que la cuarentena no se extienda por mucho tiempo, porque al igual que otros pequeños y medianos empresarios, temen que el motivo por el cual han dado una lucha diaria, al que han entregado alma, vida y corazón, se deba cerrar.

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