Mi japamala

El japamala o Yapamala es un instrumento ancestral de las tradiciones espirituales del hinduismo, budismo e incluso del sijismo, propias de los pueblos de Asia. Consiste en una serie de 108 cuentas o piezas esféricas diminutas que están entrelazadas por un hilo o pedazo de fina cuerda. Las piezas esféricas o bolitas generalmente eran de madera, hoy se les puede encontrar en piedras preciosas, semipreciosas y hasta de metal. El número total de pequeñas esferas es de 108, este número es uno de los números más poderosos y de mayor significado entre los pueblos de Asia.

El número 108 no es un número de coincidencias, es un número sagrado y fecundo, tiene una connotación profunda, por ejemplo, la distancia promedio entre la tierra y el sol, equivale a 108 veces el diámetro del astro rey, a su vez el diámetro del sol equivale a 108 veces el diámetro de la tierra. El alfabeto sánscrito tiene 108 letras, que equivalen a los 108 textos sagrados de los Upanishads, los libros sagrados de los hinduistas que datan aproximadamente de los Siglos VII y III a.C., son también 108 los puntos energéticos del yoga y la medicina ayurvédica.

Adicionalmente, en la mitología hindú cada Dios tiene 108 nombres, y en el tantra yoga hay 108 líneas energéticas que atraviesan el cuerpo y convergen todas en el corazón con punto de energía vital. Asimismo, la astrología védica habla de 12 casas y 9 planetas, lo que arrojaría de su multiplicación el resultado de 108. Como si fuese, mera casualidad, el famoso monumento de piedra conocido como Stonehenge en el Reino Unido, que constituye un centro energético muy importante, tiene una medida de 108 pies.

El japamala o yapamala se utiliza para orar, y especialmente recitar con cada cuenta un mantra hasta llegar a los 108 mantras. Un mantra es un vocablo, un sonido energético, con mucho poder, que traen protección a quien los pronuncia. Por medio del ejercicio de los mantras se pueden equilibrar energías, campos vibratorios, mentes, cuerpos y almas, trayendo reposo, paz y tranquilidad a quien los realiza.

En mi ejercicio personal con la ayuda de mi pareja, descubrí la maravillosa significancia de lo que es el japamala o yapamala y, su importancia para la meditación, la concentración y el logro de estados profundos de conciencia. Actividad que trae un descanso profundo y un bienestar interior difícil de describir en palabras. De hecho, no es tan fácil encontrar japamalas o yapamalas en los mercados colombianos, en ocasiones se encuentran en internet, lo que nos condujo a fabricar nuestros propios japamalas o yapamalas.

Mi japamala o yapamala es de piedra natural, sus cuentas son multicoloridas donde prevalece el verde de jade y el marrón del ojo de tigre, entrelazadas, luego de mucho experimentar, hasta dar con el hilo de resistencia más apropiada: El nylon empleado para las cañas de pescar, coronado por una borla o conjunto de hilos de tono verde profundo. En otras palabras, un japamala o yapamala es lo más parecido al tradicional rosario católico, instrumentos de meditación, de concentración, de oración y de regocijo espiritual por medio de mantras u oraciones.

Escribo esta columna porque quiero compartir con mis lectores este maravilloso hallazgo, tan personal y tan íntimo, que me permite conectarme con el Creador, y con la esencia de mi espiritualidad, además de permitirme meditar en pareja, me permite apaciguar la mente frente a tanto agite que bien podría terminar por sacarme de centro o de mi punto de equilibrio, empero los seres humanos están llamados no sólo por racionalidad, también por espiritualidad, a buscar, hallar, encontrar y mantenerse en punto de equilibrio, que nada les saque de control. Parece fácil, desde luego que no lo es, pero es posible con persistencia, paciencia y mucha, mucha meditación. Les invito a intentarlo.

León Sandoval

 

 

 

 

 

 

 

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