Después de la firma de la paz

Como todos los colombianos me pregunto qué pasará en nuestro país el día siguiente a la firma de la paz.

Tanto se ha vendido la idea de un país sin guerra, que a la hora de la verdad, si Colombia no se prepara lo suficiente para cuando llegue este momento, al gobierno de Juan Manuel Santos y al mismo presidente, le podría salir costosa la improvisación, por no tener claro que vivir en paz no significa que todos los días estemos soltando palomitas al aire, mientras los municipios y veredas en las distintas regiones continúen sometidas al abandono estatal.

De nada va a servir que se firme la paz, si en los municipios no se invierte para que tengan vías adecuadas que ayuden a su desarrollo económico y viviendas dignas que mejoren la vida de sus habitantes. Que de paso sea dicho, les devuelva la esperanza a los colombianos en los territorios y les demuestre que se tenía la razón en insistir en la solución del conflicto armado por la vía del diálogo.

Si en realidad se quiere que la paz sea una realidad, Colombia se debe preparar para esa realidad. Sin embargo no eso es lo que hasta ahora se ha visto. Los únicos que hasta el momento parecen convencidos de llevar al país a un posconflicto, son el Presidente de la República y su ministro del Interior, porque el resto del gabinete no parece estarle caminando a este tema.

Hasta el momento no hemos visto ni al ministro de Hacienda, ni al Director Nacional de Planeación diciendo cuales son los valores que tendría que invertirse en el caso de que nuestro país entre en una etapa de posconflicto. Tampoco hemos visto a la ministra de Educación diciendo cuales serían los cambios que se darían en esta materia, para que los municipios y veredas del país modernicen los centros educativos y se de una enseñanza adecuada para el momento.

Mucho menos se ha visto al ministro de Trabajo mencionar los planes en materia de empleo y productividad para las zonas donde se ha vivido el conflicto armado con mayor intensidad. Es curioso ver como en cambio al único que se le reclama es al Vicepresidente Germán Vargas Lleras, cuando implícitamente, este al trabajar por el desarrollo de las vías de Cuarta Generación y la construcción de planes de viviendas para personas de escasos recursos, se trabaja por la paz.

Trabajar por la paz no es salir a la plaza pública a declamar discursos bonitos, soltando palomas al aire y ondeando banderas blancas. Trabajar por la paz es invertir recursos en las regiones para que estas logren un desarrollo económico deseable, para que sus habitantes no tengan que vivir en casas de madera improvisadas, ni tengan que desplazarse a través de caminos de trocha. ¿Lo entenderá todo el equipo de Gobierno de Juan Manuel Santos?. Lo dudo, ni siquiera la coalición de Unidad Nacional creo que lo sepa.

Si resulta bastante extraño que se diga que se quiere firmar la paz en menos de seis meses y no se debata por ejemplo, cuáles podrían ser las cifras con las que se le haría frente a una etapa de posconflicto; que tampoco se piense en ampliar el número de municipios que contempla el Plan Nacional de Desarrollo (125) si se firma la paz, y lo que es peor, con cuales planes de inversión se daría inicio a esta posible nueva fase en la vida del país.

Bastante caro le podría salir a Juan Manuel Santos el no coordinar, ni poner a su equipo de gobierno a trabajar en dirección a un posconflicto.

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