Las instituciones de educación superior en Colombia se han visto enfrentadas a varios retos en los últimos años. La pandemia, sin lugar a dudas nos hizo replantearnos la manera en que percibíamos los modelos de educación tradicionales y que estábamos seguros iban a perdurar con el tiempo. Asimismo, los jóvenes empezaron a cambiar sus preferencias en la formación académica y muchos de ellos apostándole a los cursos cortos y de conocimientos técnicos, que en mi opinión son de gran valor.
Sin embargo, y pese a la disminución de matrículas que sufrieron muchas instrucciones, fenómeno que inició alrededor del año 2018 pero se intensificó durante la pandemia y que hoy en día sigue siendo un total desafío para todas las IES. De acuerdo con el informe del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES), en 2018 la matrícula total en las universidades del país fue de 2′408.041 estudiantes, evidenciando una disminución del 1,5 por ciento frente a 2017 (38.000 alumnos menos) y que en los años posteriores se mantuvo en descenso. Nos queda la pregunta ¿Qué está pasando en Colombia?.
Hoy no me queda duda alguna que lo que realmente está sucediendo obedece a la falta de financiación y cobertura. Se requieren costos razonables y fuentes de financiación que se adecuen a las necesidades de los jóvenes, adultos y familias que quieren ingresar a los programas académicos; lo anterior implica reconocer que cada región del país tiene costos de vida y niveles medios de ingreso diferentes y, en ese orden de ideas, se hace necesario procurar medios para que el acceso a la educación de alta calidad se dé y esté dentro de las posibilidades financieras de cada joven del país. Como lo mencione antes, no es culpa de las nuevas generaciones que vean oportunidad en los cursos cortos, una nueva posibilidad de formación a bajo costo; por el contrario, es un reto y un replanteamiento que debemos formular al interior de las instituciones de todo el territorio.
Desde la institución que lidero estamos comprometidos con el acceso a la educación superior de alta calidad. Para lograrlo, la Universidad de América ha consolidado un grupo de ayudas y auxilios educativos que junto a un grupo de aliados financieros externos facilitan el acceso a diferentes fuentes de financiación requeridas por la comunidad estudiantil y aspirantes, haciendo un análisis meticuloso de cada estudiante y cada contexto para tomar decisiones.
Hago un llamado solidario para que en conjunto podamos brindar a nuestros jóvenes un futuro lleno de prosperidad y oportunidades. También es importante que sembremos en nuestros jóvenes la semilla del empoderamiento, no solo el empresarial, sino también el investigativo desde cada área del conocimiento.
Por: Mario Posada García-Peña, rector de la Universidad de América.