¿Intolerancia entre columnistas?

La idea de ser columnista de opinión, es la de analizar un hecho o suceso de interés nacional, aportándole a este elementos nuevos de crítica, que en ocasiones abre interrogantes con el ánimo de que estos sean resueltos por los protagonistas en cuestión.

Que por tanto, quienes se vean mencionados, deben reaccionar con total mesura y ayudar a esclarecer con argumentos válidos para un debate, las preguntas que se formulan. Es justo aquí donde los columnistas de opinión siempre pedimos y hasta exigimos respeto por nuestro trabajo. Sin embargo al parecer, este respeto a pesar de que lo pedimos y hasta lo exigimos al resto del mundo, no lo aplicamos entre nosotros mismos.

Lo anterior parece demostrarse una vez más con el reciente enfrentamiento entre la columnista del diario El Tiempo María Isabel Rueda, y el también columnista de Semana.com Jorge Gómez Pinilla.

Ambos columnistas resultaron inmersos en una discusión por la opinión de María Isabel, quien a través de su espacio de opinión en el diario El Tiempo en noviembre pasado, cuestiona el trabajo de la Fiscalía General de la Nación en la investigación asumida en el crimen de Álvaro Gómez, concluyendo que la decisión del ente investigador de no declarar el hecho bajo la denominación de crimen de lesa humanidad, “esconde la secreta intención de ayudar a alguien”. Según ella, estas dos personas no pueden ser más que el expresidente Ernesto Samper y el hoy Senador de la República Horacio Serpa Uribe.

Tal opinión contestada por el también columnista Jorge Gómez Pinilla en el portal Semana.com, señalando a María Isabel de “Mala Leche”, término con el que incluso yo mismo la llegué a calificar en la columna de opinión “Dejen jugar a Petro”, escrita para el Portal Kienyke, dejó como desenlace, la cancelación del espacio de opinión de Gómez Pinilla.

En justo aquí en donde surge el interrogante de si esto correspondió a un pulso entre las relaciones de una analista que se mueve en un círculo de poder político y económico bastante fuerte del que forman parte Felipe López y Alejandro Santos presidente y director de la Revista Semana, y la opinión de una persona que contaba con una ventana en Semana.com.

Si esto llegase a ser cierto, en primer lugar dejaría nuevamente la pregunta de hasta donde se está dispuesto a contribuir con la libre opinión y análisis de hechos nacionales que a todos los colombianos nos interesa conocer. En segundo lugar deja la duda, de si entre los mismos columnistas de opinión estamos dispuestos a tolerar que otro igual nos pueda corregir o debatir algún análisis.

Muy cierto es que en ocasiones los columnistas nos creemos dueños de la verdad absoluta y no aceptamos las razones que otros puedan tener al respecto, mucho más en el caso de María Isabel Rueda, a quien se le conoce no solo por el reconocido círculo de alcurnia en el que se mueve, sino también por sus opiniones a veces no tan acertadas.

Sin embargo, en el caso de que sea cierto lo dicho por Gómez Pinilla, que su salida como columnista de Semana.com, corresponde al debate dado por este a María Isabel, quien según lo que permite interpretar en su nota divulgada en días pasados en el Portal Las2orillas, habría utilizado su poder de influencia sobre los directivos de la Revista Semana, quedaría la sensación en quienes ejercemos este oficio, de que incluso en este ejercicio se mueve una fuerte influencia de una “rosca poderosa”, que aniquila al más débil cuando su palabra se ve enfrentada a la de otra persona que por su posición dominante, suele ser más fuerte.

Lamentable si resultaría que se esté utilizando este escenario para demostrar a través de la ley del más fuerte, que hay alguien que por su posición resulte ser un intocable que puede decir cuanta barbaridad se le ocurre, sin que nadie se atreva a señalarle algún error en el que se pueda caer.

El oficio de opinión es muy sensible a las equivocaciones por tratarse de percepciones que sobre un hecho se pueda tener, y que precisamente por esto, se hace necesario el estar lo suficientemente informado sobre el tema que se va a tratar.

Por tanto, no se puede involucrar a una o varias personas en un asesinato por simple imaginación o porque otro se lo dijo. Mucho menos si se trata de un crimen que resulta bastante sensible para este país, como lo fue el del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, por el cual la familia Gómez, con quien María Isabel sostiene una amistad de tiempo atrás, pide resultados en la investigación judicial que realiza la Fiscalía General de la Nación desde hace más de diez años.

Puede ser que Gómez Pinilla, tenga razón cuando reclama a María Isabel por querer congraciarse con sus amigos los Gómez Hurtados y Gómez Martínez, pretendiendo ejercer presión sobre la Fiscalía General de la Nación, acudiendo a hechos y declaraciones de narcos como alias Rasguño, que según la valoración del ente de investigación, “esta se encuentran fuera de toda lógica”. Tratando además de hilar hechos del pasado, que aunque pueden coincidir en el tiempo, no significa que en ellos tengan que estar involucrados el expresidente Ernesto Samper y el senador Horacio Serpa.

También podría tener razón María Isabel en su enojo, porque hay que reconocer lo fuerte de la respuesta de su interlocutor en Semana.com. Como también hay que ser sinceros y decir que al igual que ella, que es cercana a la familia Gómez, hecho que es bastante conocido. Su par Jorge Gómez Pinilla, lo es también de Horacio Serpa Uribe y se podría decir que ambos estarían jugando a congraciarse con sus amigos, la una tratando de posar de fiscal y el segundo tratando de ser el abogado de defensa.

Sin embargo sea como sea, lo cierto es que no estaría bien, el que los espacios de opinión se los tome como escenarios para demostraciones de poder, donde se evidencie que un columnista es más fuerte que el otro y que por tanto tiene todo a su favor para acabar con su oponente en la opinión, cuando lo ideal sería que se debata con argumentos y no con estos hechos de intolerancia y de irrespeto hacia el otro.

Los columnistas de opinión no estamos para demostraciones de poder, ni para congraciarnos con nuestros amigos, sino para aportarle al debate nacional análisis, argumentos e interrogantes a los hechos que marcan los destinos del país, y que los colombianos en todos los rincones del territorio, esperan respuesta de parte de nuestros gobernantes.