La idea no es sentarse a hablar

En Colombia no se puede pensar o siquiera imaginar de que en la eventualidad de que se llegase a firmar un acuerdo de paz entre las Farc y el gobierno nacional, el conflicto armado en nuestro país llegará a su fin, porque aunque sea importante terminar la confrontación con el grupo armado, es claro que el Estado seguirá enfrentado con el otro grupo subversivo, es decir, el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Por lo anterior estimo que es equivocado el mensaje que se está dando desde el gobierno nacional de sembrar las esperanzas de la terminación del conflicto armado en nuestro territorio, porque se dialogue con las Farc.

Me va a discupar presidente Santos que haga las veces de aguafiestas, pero la firma de un acuerdo con este grupo armado, es tan solo la terminación del enfrentamiento bélico con tan solo una guerrilla y afortunadamente él lo sabe, por algo insiste en buscar una mesa de diálogos con el ELN, que ojalá se dé, el problema es que esta no puede desarrollarse con los tiempos de ellos, porque sin exagerar, tomaría al menos unos cinco años, siendo optimistas.

El ELN tiene una organización basada en la participación de sus bases sociales, y cualquier decisión que se tome, esta debe ser consultada primero, lo que hace que cualquier medida que el grupo armado tome, deba esperar un buen tiempo, que por lo general no coincide ni con los del Gobierno Nacional, ni con los de la opinión pública.

Por lo anterior, si ambas partes toman la decisión de sentarse a dialogar, deben tener muy claro que la idea no es hablar sin llegar a un fin, sino por el contrario, llegar a un fin.

De lo contrario la ilusión de la paz en Colombia, se quedará en eso, en una ilusión, porque aunque hoy el ELN puede ser una guerrilla insignificante en comparación con lo que son las Farc, no se puede negar que tiene la capacidad de hacer daño. Aquí no se puede cometer el mismo error que cometió Andrés Pastrana, cuando en su administración se dedicó a subestimarlos, y cayó en cuenta de que este no era un enemigo pequeño sin la mayor importancia, cuando el grupo subversivo secuestro un avión de Avianca.

Tampoco se puede caer en el error de permitir que con el argumento de que se debe tener en cuenta la voz del pueblo, el grupo subversivo dilate las conversaciones hasta volverlas una historia sin fin. Aquí debe existir un cronograma claro, con fechas establecidas que permita medir la intención del grupo armado de llegar a un acuerdo final, porque de lo contrario esa mesa de diálogos terminará convirtiéndose en una especie de tertulia eterna y Colombia no está para eso.

Buscar

Anuncios