La decisión de la Corte Constitucional de permitir la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo permite pensar qué tan preparado está el Estado para dar las garantías necesarias. Opinión.
Con la decisión de la Corte Constitucional de dar vía libre a la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, se abrió un debate en Colombia que por lo visto va para largo, porque para desgracia de los menores que esperan ser acogidos en el seno de un hogar, nuestra sociedad pocas ganas tiene de aceptarlo y sobre todo, de entenderlo.
Y no parece entenderlo, porque hasta el momento el debate se ha reducido a si dos hombres o dos mujeres, que constituyen un hogar, pueden adoptar a un menor, sin tener en cuenta que este fallo de la Corte Constitucional obliga a una reacomodamiento en el orden de las cosas.
De esta manera, por ejemplo, ya no podrá existir el típico formulario en las matriculas de colegios que tenga únicamente la casilla para que firme el padre o la madre. La pregunta entonces es, ¿lo sabrá la ministra de Educación?. Hasta el momento no se le ha escuchado pronunciarse sobre la manera en cómo se prepararán las instituciones educativas para darle cabida al tema.
En lo que corresponde a educación, la cosa no se puede reducir a evitar el matoneo y la discriminación en los colegilos, el tema también es de corte administrativo y al parecer la ministra Parody no se ha percatado del asunto.
Ahora, se podrá obligar a los colegios públicos a matricular a los niños de un hogar conformado por una pareja del mismo sexo, sin embargo, ¿Qué pasará cuando se trate de un colegio privado?, ¿lo aceptarán los colegios de Jesuitas, Salecianos, etc? .
Tampoco se podrán utilizar los formularios para afiliación de menores a EPS, cajas de compensación o fondo de pensiones, donde se pregunta por las personas a cargo y el rol que desempeñan, si es padre o madre. Pregunto entonces, ¿lo sabe el ministro de Salud?; ¿lo sabe también el ministro de Trabajo?.
El tema de la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo no se reduce únicamente a permitirles a dos hombres o a dos mujeres hacerse cargo de un niño o una niña, la cosa va mucho más allá y por lo que veo, el país no ha caído en cuenta de esos pequeños detalles que a futuro van a salir a flote, por quedarse debatiendo en si nos gusta o no nos gusta.
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