No puede ser que cada 17 de junio la ciudad se vea sometida al caos y a los desmanes que provocan los hinchas de Millonarios, con cada celebración del cumpleaños del equipo de fútbol, si en Bogotá se continúa sin una autoridad que gobierne a la ciudad con los pantalones amarrados a la cintura como deber ser.
Con el secuestro de un bus de Transmilenio, el bloqueo de las vías principales de localidades como Usme, Antonio Nariño, Mártires, Santa Fé, Puente Aranda y Kennedy; los grafitis que pintaron en los locales y paredes de la calles 17 y la 11 y los daños a buses articulados en las estaciones de Madelena y el Portal sur, en que incurrieron en la marcha que celebraron el 17 de junio de 2014, era motivo suficiente para que las autoridades del distrito junto con la Policía de Bogotá, tomaran la medidas necesarias para meter en cintura a todo aquel que en adelante generara desordenes en las futuras celebraciones que hicieran los hinchas en nombre del equipo, sin embargo no fue así.
Un muerto y un herido, más el intento de violación de parte de dos hombres que vestían la camiseta de Millonarios, sobre Natalia Martínez, una mujer de 25 años, que se desplazaba por los alrededores del Coliseo El Campín a las 7:10 de la noche, evidencia la escasa planeación de parte de las autoridades para controlar a todo aquel que con la excusa de celebrar el cumpleaños de su equipo de futbol favorito, provocara el caos, dándole paso a la inseguridad en las calles bogotanas, que aún sin ellos es bastante preocupante.
De nada sirvieron las reuniones previas que se hicieron con los líderes de las barras de Millonarios en Bogotá, para que los hechos de vandalismo e inseguridad que se presentaron en el 2014, no se volvieran a repetir en el 2015, entre otras porque el personal de la Policía y de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, debería saber que cuando los hinchas llegan al lugar de la concentración para iniciar la marcha, llegan ya con las copas de licor en la cabeza y con las dosis de droga ilícitas en el bolsillo para consumir a lo largo del día, lo que hace que el control hacia estos sea imposible de cumplir.
Para nadie fue extraño verlos, ingresando al sistema Transmilenio sin pagar el pasaje, para al interior de este consumir licor y marihuana, suceso que se repetió por las calles, mientras se desplazaban hacia el lugar donde se reunirían. Por lo anterior uno se pregunta si este tipo de situaciones agarran a las autoridades distritales desprevenidas, porque de no ser así, pensarían dos y tres veces la posibilidad de permitirles realizar la marcha con la que celebran el cumpleaños del equipo de fútbol.
Tampoco es normal que esta situación ocurra en la ciudad y al equipo de fútbol no se le responsabilice por los desmanes que en su nombre cometan sus hinchas, y este únicamente se limite a expedir un comunicado en el que rechaza los actos vandálicos.
Es necesario que el Club Millonarios deje de pasar de agache y asuma la responsabilidad que le corresponde, porque no es posible que con el argumento de celebrar su cumpleaños, sus fans destruyan la ciudad, mientras este se mantiene cruzado de brazos y se muestra complaciente con un silencio bastante cómplice.
Como también ya es hora de que tanto el Club los Millonarios, como la mismas autoridades del distrito metan en cintura a las barras del equipo, restringiéndoles las boletas para acceder al estadio para apreciar los partidos de fútbol, lo mismo que elementos como banderas, pitos y festones que les otorgan para que animen al equipo, si continúan cometiendo actos que son propios de toda una banda de delincuentes y desadaptados, y no de jóvenes y ciudadanos que se reúnen para celebrar las emociones de un deporte.
Si las autoridades del distrito y el Club Millonarios no lo saben, les diré que la barra de hinchas del equipo está llena de jóvenes desadaptados que con la excusa de animar al equipo de futbol, delinquen en la ciudad y cometen cientos de desmanes.
La prueba de lo anterior son los grafitis y vidrios rotos que dejaron a su paso en la marcha que realizaron en días pasados y que por tratarse de hechos menores no fueron registrados, pero que no por esto se les puede seguir premiando, sino más bien demostrarles que la autoridad en la ciudad no está pintada en la pared. No puede ser que con el argumento de no darles un trato inhumano a quienes delinquen en nombre de un equipo de futbol, los ciudadanos de bien nos tengamos que someter a un mayor factor de inseguridad por la falta de autoridad de la “Bogotá Humana”.