En lugar que donde las mujeres son degradadas por el mero hecho de ser mujeres y a miles de kilómetros de los aficionados de ambos equipos, la semifinal de la Supercopa de España entre Barcelona y Atlético de Madrid apestaba a un partido más entre todos los que se disputan por un título en el que se arriesga más de lo que se gana. Sin embargo, lo sucedido en Yeda fue una oda a lo inexplicable de la que salieron vencedores los rojiblancos, con un 2-3 que les lleva a la final ante el Real Madrid.
Todo se basó en el instinto de supervivencia. El que el Atlético posee en cantidades ingentes y el que el Barcelona pierde entre las manos. Solo así se entiende que sean los colchoneros y no los culés los que estén en la final del domingo. Al Atlético le faltó todo durante 80 minutos, pero lo hizo esquivando sentencias de muerte. Algunas las paró Oblak y otras las frenó el VAR. Después, el desmayo del Barça lo aprovechó la escuadra de Simeone con una fe inusitada y un arreón final decisivo, liderado por las piernas frescas de Vitolo.
A pesar de todo, el partido debe dejar una lectura muy negativa para los de Simeone. Fue dominado de manera total por el Barcelona, con y sin el balón. Encerrado en su campo, tuvo que aguantar la precisa circulación de pelota rival y el fenómeno físico que es un Arturo Vidal que vale por sí solo como un ejército. El centro del campo rojiblanco quedó desactivado, con Thomas, Saúl y Héctor Herrera coleccionado errores a manos llenas y un Busquets imperial en el manejo del fútbol culé y también en la recuperación tras pérdida.
Messi tardó en despertar, probando desde la frontal en un par de ocasiones, sin peligro. Savic y Felipe, acogotados, pudieron sacar en el último suspiro dos servicios de Griezmann derechos a la cabeza de Luis Suárez. La más clara fue para el galo, que confió demasiado en la aún no probada humanidad de Oblak. El esloveno, en el mano a mano, sacó el brazo y le negó el tanto a su excompañero cuanto todo el estadio daba por hecho el gol. Por parte atlética, un disparo de falta de Héctor Herrera y muchas, muchas dudas.
Para tratar de espantarlas, el ‘Cholo’ metió a Koke por el mexicano, y en la primera sorpresa de la noche, el cambio tuvo éxito a los 18 segundos: los que tardó el ‘6’ en aprovechar el pase filtrado de Correa para batir a Neto. No le duró mucho la alegría al Atlético, que a los cinco minutos sufrió el picotazo de Messi, en un derechazo que tuvo lugar después de un rechace y con la pasividad de Thomas.
El resultado reflejaba mejor lo visto sobre el césped, y las sensaciones también lo avalaban: el Barcelona tocó y tocó como había hecho hasta entonces…pero Oblak tenía otros planes. El portero le sacó un trallazo a Messi y una nueva vaselina a Griezmann. no pudo hacer nada cuando el argentino, con Saúl cubriéndole con los ojos, rompió la cadera del ‘8’ y la puso a guardar. Esta vez fue el VAR el que entró para pitar una mano previa.
Pero hasta Oblak tiene límites. Con Lodi a verlas venir, Suárez llegó solo en el segundo palo para fusilar con la cabeza. El elsoveno la sacó como pudo, pero en el despeje no pudo corregir la lentitud de Felipe, que solo pudo ver cómo Griezmann remontaba también con la testa.
Ya con el resultado a favor, el Barcelona maniató y maltrató al Atlético. Pero sin matarle. Oblak hizo otro milagro ante el disparo de Luis Suárez, Messi no ajustó bien al palo largo, el VAR anuló (bien) un gol de Piqué por fuera de juego de Vidal…y, de repente, algo crujió.
Desmayo del Barcelona
No sonó, no fue perceptible hasta que llegó la primera pérdida. El Barcelona se disolvió como un azucarillo en cuestión de segundos, de un momento a otro. La transformación coincidió con el ingreso en el campo de Vitolo, que dotó de velocidad y veneno al Atlético en los metros finales. Los rojiblancos olieron la sangre y se decidieron a presionar de verdad, y empezó la revolución.
Fue el canario el que, tras una pérdida de Griezmann, se plantó solo ante Neto y le sacó el penalti. Morata no perdonó y, ante la incredulidad de todo el mundo, marcaba el empate. Faltaban diez minutos para el final y lo mejor estaba por llegar.
Tras una acción incomprensible del VAR al no señalar mano de Piqué dentro del área, el Atlético siguió presionando. Así llegó una nueva pérdida en la que Morata dejó a Correa en el mano a mano frente a Neto. El argentino, fiel a su estilo, definió mal, fatal, pero el rechace del portero se fue directo a la red.
Al Barça solo le quedó una reacción espontánea, un estertor a base de balones a la olla. Un espejismo. Marcos Llorente estuvo a punto de hacer el 2-4 con un eslalon hasta la portería con un disparo que Neto despejó con apuros. El gol de Correa había sido definitivo. Para acabar con un Barcelona con pies de barro. Para mandar a la final de la Supercopa a un Atlético que ya ha agotado todos los tópicos sobre la resistencia.
Ficha técnica:
Barcelona: Neto, Sergi Roberto, Umtiti, Piqué, Jordi Alba, Busquets (Rakitic 85′), Vidal, De Jong (Ansu Fati 89′), Luis Suárez, Griezmann y Messi.
Atlético de Madrid: Oblak, Trippier, Felipe, Savic, Lodi (Vitolo 67′), Héctor Herrera (Koke 46′ (Marcos Llorente 72′)), Thomas, Saúl, Correa, Joao Felix y Morata.
Goles: 0-1 Koke (min 46), 1-1 Messi (min 51), 2-1 Griezmann (min 62), 2-2 Morata (min 81), 2-3 Correa (min 86).
Árbitro: González González, del colegio castellano manchego. Amonestó con tarjeta amarilla a Piqué, Luis Suárez, Vidal, Neto, Marcos Llorente, Felipe, Savic y Thomas.
Estadio: King Abdullah Sports City.