Por: Juan Felipe Rengifo
Es innegable que el deporte más popular del mundo genera cantidades enormes de dinero, los derechos de transmisión cada vez son más amplios y podemos ver partidos de prácticamente todo el mundo, a casi cualquier hora del día y en el caso de Europa, estadios en la mayoría de juegos con el aforo completo. En el caso de nuestro fútbol, pasa algo distinto y hay dos claros perjudicados, primero el espectáculo, ese que criticó Juan Carlos Osorio la semana pasada por su falta de continuidad y segundo el hincha de a pie, la esencia de este deporte, ese que tuvo que volver a los días de radio y contar con una gran imaginación para recrear en su mente lo que pasa en el terreno de juego, porque ir al estadio también se ha vuelto un entretenimiento de lujo, pese al discreto nivel que ofrece.
Hay una clara sobrevaloración desde lo económico y que va en detrimento de las asistencias a los estadios, en la semana que termina se presentaron dos casos puntuales. El viernes se disputó en el Campin el “Clásico de rojos” entre Independiente Santa Fe y América de Cali, pese a que la victoria fue para el ‘Cardenal’, en lo monetario no lo fue tanto, por decisión del equipo local, solamente se habilitaron para los visitantes un pedazo de la tribuna oriental (la otrora tribuna de gorriones) y se les cobró 40.000 pesos más que el valor tradicional.
Es posible que la dirigencia haya preferido darle prioridad a los asistentes locales y que el equipo sintiera el aliento de sus aficionados, en lugar de “sacarle provecho” a la pasión de una de las mejores aficiones del país. En conclusión, un juego que debería haber sido con estadio lleno, no llegó a los 20000 y muchos hinchas americanos, esos mismos que colmaron el Campin en la Copa ESPN, prefirieron guardarse su dinero frente al injustificado incremento en el valor de la entrada y a la mala ubicación que se les ofrecía.
El segundo caso y en mi concepto, absurdo, fueron los precios de la boletería para el primer partido de las Eliminatorias al Mundial de Qatar, Colombia vs Venezuela que se disputará el viernes 27 de marzo en el Metropolitano de Barranquilla. Cualquier boleta en occidental tiene un costo de 425.300 pesos y las más económicas, que son las de norte y sur 78.400. En comparación con un partido de Junior que cuestan 100.000 y 30.000 pesos respectivamente, las boletas tienen un incremento de más del cuádruple en occidental y más del doble en las laterales (30.000).
Puede que comparar los precios de un partido de liga colombiana frente a Eliminatorias no dé a lugar, pero si permite concluir que el público de la ‘Arenosa’ no es suficiente para llenar el Metropolitano, ya que el promedio de asistentes no supera los 15000 espectadores. Si una persona del interior quiere viajar a alentar a la selección Colombia (que con respecto a las Eliminatorias pasadas fue más de la mitad de los asistentes), tendrá que sumarle al valor de su boleta una cifra cercana a los 500.000 pesos por concepto de tiquetes aéreos (cifras de precios de tiquetes en despegar.com), otros 100.000 si quiere pasar la noche (cifras de un hotel tres estrellas encontrado en trivago.com) y guarde otro dinero por temas de comida, transportes y adicionales.
En conclusión, si quiere acompañar a la selección y vive fuera de la Costa Atlántica, tiene que tener mínimo 800.000 pesos, un poco menos de un salario mínimo mensual, eso sí, comprando la boleta más económica disponible y sin invitar a nadie. ¿Cuántas personas se pueden dar ese lujo en este país? ¿Tuvieron en cuenta la realidad económica que afrontamos? ¿Les interesa que las boletas queden en manos de los hinchas y no de los revendedores?
Muchos dirán que el “espectáculo” está montado, que la Federación Colombiana de Fútbol habrá negociado con antelación, pero nada mejor que un estadio a reventar (que posiblemente no lo estará), la motivación de nuestros muchachos estaría a tope para enfrentar a un rival que siempre nos complica. Adicional, venimos de un rotundo fracaso con la selección sub 23 y hay que volver a enamorar la afición, esa que siempre apoya, pero que tan poco recibe y no pensar en el simple negocio, ese que en las Eliminatorias pasadas se vio empañado por la reventa de boletas de parte del operador.
Bien lo diría el exfutbolista y actual dirigente Jorge Valdano, “once voluntades sueltas sólo serán un equipo de fútbol, cuando se pongan de acuerdo alrededor de una idea, de un sentimiento, o de un interés”. Será muy difícil volver a los orígenes del deporte porque el interés creado alrededor del fútbol es enorme, no obstante, tenemos dos desafíos en casa, Eliminatorias y Copa América, ojalá la idea, esa que necesitan todos los equipos, sea la de emular la gloria alcanzada cuando fuimos anfitriones hace 19 años del torneo continental, porque a pesar de los usos y los abusos de los dirigentes y los fracasos recurrentes, hay un sentimiento fiel y sincero de la hinchada, que pide a gritos una reivindicación y un espectáculo acorde con lo que brindan, pero en especial, por lo que se invierte.