Los episodios climáticos extremos cada vez más frecuentes y extensos tendrán un impacto negativo en la disposición, acceso y utilización de alimentos, así como los bienes y medios de vida en zonas rurales y urbanas. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) asegura que el cambio climático aumentará el hambre y la malnutrición.
El cambio climático empeorará las condiciones de vida de agricultores, pescadores y quienes viven en los bosques ya de por si vulnerables, en condiciones de inseguridad alimentaria. Las comunidades rurales se enfrentan a la pérdida de cosechas, ganado y a la disminución de productos marinos.
La población empobrecida correrá el riesgo de inseguridad alimentaria por la pérdida de sus bienes y por la falta de cobertura de seguros adecuada. La capacidad de la población rural de convivir con los impactos producidos por el cambio climático depende del contexto cultural y de las políticas existentes, así como de factores socioeconómicos como el género, la composición de los hogares, la edad y la distribución de los bienes en el hogar.
Surgirán nuevos esquemas de plagas y enfermedades por el repentino cambio de temperatura, florecen solo a determinadas temperaturas y condiciones de humedad, afectando a los seres humanos, las plantas, el ganado y la pesca. Esto implicará nuevos riesgos para la seguridad alimentaria, la inocuidad de los alimentos y la salud humana.
El cambio climático afectará aproximadamente a los 200 millones de familias en todo el mundo cuyos medios de vida dependen de la pesca y la acuicultura. Ciertos recursos pesqueros se harán menos abundantes mientras especies importantes se desplazarán a otras zonas menos accesibles para los pescadores. Las prácticas de acuicultura podrían verse amenazadas, entre otros factores, por el aumento de episodios climáticos extremos, sequías y por el calentamiento de las aguas.
Esto hará más difícil para numerosas comunidades de pescadores lograr vivir de la pesca o conseguir el pescado para alimentar a sus familias. Algunas comunidades pesqueras podrían verse desplazadas por el aumento del nivel del mar y se verán obligadas a encontrar nuevos lugares donde vivir y nuevas formas de ganarse la vida.