Colombia es el cuarto productor mundial de aceite de palma

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Colombia tiene un gran potencial en el cultivo de palma de aceite. Así lo demuestra el más reciente análisis sobre la palma de aceite, que hace parte de la serie de informes “Sembrando el futuro: sector agropecuario” de BBVA Research. En esta entrega analiza la palma de aceite como uno de los principales productos agroindustriales en el país. Según el informe, variables como el precio, el rendimiento de la producción y el mayor consumo, muestran un panorama positivo para este producto en la economía nacional.  

El informe inicia con un panorama sobre las zonas de cosecha de la palma de aceite, así, encuentra que las regiones oriental y centro son las que muestran un incremento más destacado de la producción de fruto de palma en los últimos años. Estas dos regiones han incrementado su participación dentro de la producción de aceite de palma en el país, generando un 77,4% de la producción total en 2023.  

No obstante, a junio de 2024 se refleja una reducción de la producción, especialmente en la zona oriental y la centro. Aunque la zona con mayor área de producción es la oriental, el rendimiento de esta se ubica por debajo de la suroccidental y la norte. “El alto rendimiento de la zona norte se explica por las características de esta: alta fertilidad de sus tierras, suelos planos y profundos y alta luminosidad; sin embargo, la intensidad del verano es una limitante para la producción”, explica Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research para Colombia y quien es coautor del estudio. 

En cuanto a productividad, el informe resalta que con una hectárea de palma de aceite es posible obtener 2,6 toneladas de aceite, en tanto que en la misma área cultivada de soya se producirían 0,43 toneladas de aceite.

Consumo del aceite de palma

En términos de consumo, el informe, reseña que en el mundo el consumo de aceite vegetal creció en promedio 3,3% en la última década y en 2023 alcanzó un crecimiento del 4%. Además, el consumo de aceite de palma superó al de soya desde 2007 y se posiciona con un crecimiento superior en los últimos años como el aceite vegetal de mayor consumo mundial.

“Para 2023, el aceite de palma y palmiste significó el 41,8% del consumo total de aceite de origen vegetal, seguido del aceite de soya (30,3%), del de canola (12,2%) y del de girasol (7,9%). En el mundo, el aceite de palma representa el 34,5% del uso de aceites vegetales para consumo alimentario y el 49,6% de estos para uso industrial”, revela el estudio.

Mirando el caso de Colombia, con datos a 2023, el aceite de palma destaca frente a sus competidores participando con un 77% en el consumo colombiano de aceite vegetal. Además, muestra un crecimiento promedio superior en el último lustro, con crecimientos positivos, mientras sus pares exhibieron decrecimientos.

“El consumo de aceite de palma para uso industrial creció más en Colombia que en el mundo. En 2023, el consumo industrial significó el 54% de la demanda”, comentó Laura Katherine Peña, economista de BBVA Research y coautora del informe.

Según los economistas, la demanda de aceite de palma se mantendrá de forma moderada en 2024, pero tendrá una recuperación el próximo año. Esto se debe a varios factores contrapuestos: por un lado, la industria de elaboración de aceites y grasas tendrá una dinámica negativa en 2024, junto con la industria de molinería, con mejoras en las dos para el 2025; en tanto que el transporte terrestre tendrá un buen comportamiento tanto para cierre del 2024 como para 2025.


¿Quiénes venden y quiénes compran en el mundo?

En el mundo, los principales exportadores de aceite de palma son Indonesia y Malasia. En el top 10, Colombia fue el que más aumentó sus exportaciones en la última década. Por su parte, los principales importadores de aceite de palma son India, China, la Unión Europea y Pakistán, comprando el 49% del total exportado en el mundo.

Según los datos oficiales, en Colombia, las exportaciones de aceite de palma alcanzaron los 592 millones de dólares en 2023, es decir, un 2,8% del total de las no tradicionales. “En la última década, la demanda externa ha ganado participación dentro de la producción nacional. En los últimos años, las exportaciones se moderaron en respuesta a la mejora en precios locales de aceite, que generaron un efecto sustitución”, precisó Peña.

Cultivos sostenibles, certificados y sanidad

Uno de los aspectos que analiza el informe, es la tendencia a tener cultivos sostenible en la palma de aceite. Así, en 2023, el 30,6% de áreas en Colombia tenían certificaciones ambientales lo que hace que el país sea el segundo país de Latam con mayor producción certificada. Esta iniciativa es de suma importancia dada la mayor exigencia desde los principales compradores en torno a una cadena que respete el medio ambiente. 

En Colombia, la mayor área certificada está en las zonas oriental y norte. En 2023, el 35% del área productiva y el 30% del total de la producción contaban con certificación. 

Por otra parte, el cultivo de la palma de aceite es susceptible a varias enfermedades, entre ellas la marchitez letal, el anillo rojo o la pudrición de cogollo. Estas enfermedades afectan de manera significativa la producción y en algunos casos causan la muerte del cultivo. Por esta razón, los procesos sanitarios en los cultivos de palma son tan importantes y las mejores prácticas en su manejo son centrales para mantener la productividad y salud de los cultivos.

Prospectiva del sector

El cultivo de palma de aceite logra mayor productividad en torno al trópico, por lo que Colombia tiene una ubicación privilegiada para su desarrollo. Adicionalmente, es un cultivo con alta resiliencia a efectos climáticos, lo que lo hace apropiado para el clima característico de la geografía colombiana. Sin embargo, uno de los factores que lo potencializa es su alta productividad. El aceite que se logra extraer de una hectárea sembrada de palma es al menos cuatro veces el que se obtiene de otras oleaginosas. Esta mayor productividad, con un cultivo bien manejado, brinda ventajas comparativas para el establecimiento del producto.

Por otra parte, la intensidad de uso de mano de obra es mayor que la que destinan otros cultivos, con una base de empleo más formal lo que contribuye a su vez al desarrollo social de las regiones donde se establecen estos cultivos.

Finalmente, en un contexto de transición energética, la utilización de biocombustibles, con menor contaminación, resulta central para alcanzar las metas y objetivos trazados.  En este frente, la alta productividad del aceite de palma crea una oportunidad singular para la expansión de su uso en biocombustibles, tanto a nivel nacional como internacional.