El mundo avanza en el proceso de transición energética que busca la generación y uso de energías limpias para acelerar la reducción de gases efecto invernadero, gases contaminantes. Colombia no es ajena a esta transformación y aunque tiene una amplia participación de energía renovable, especialmente concentrada en el recurso hídrico, requiere diversificar sus fuentes de energía para hacerlas más sostenibles.
Así se deriva de un diagnóstico realizado por BBVA Research del sistema eléctrico nacional, sus pares de la región y la situación actual de este sector en el mundo.
De acuerdo con el análisis, la transición energética del país ya está en marcha con la subasta de Fuentes de Energías Renovables No Convencionales (FNCER) adjudicada en 2019, con lo cual se pretende diversificar la matriz energética y reducir la dependencia del recurso hídrico que es altamente susceptible ante anomalías climáticas.
Según las cifras obtenidas, el 68% de la capacidad instalada de generación eléctrica del país está concentrada en el recurso hídrico. “Esto causa una alta volatilidad de los precios de la energía que cotizan en bolsa, pues están sujetos a la variabilidad de las condiciones climáticas” comenta Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research y uno de los autores del informe.
Por otra parte, el gas natural representa la segunda fuente de generación con mayor capacidad. “Este recurso, aunque constituye una fuente fósil, tiene menores emisiones que otras de este tipo como el petróleo o el carbón y se considera una fuente de bajas emisiones”, asegura el economista.
La concentración no solo se presenta en las fuentes de energía, también se observa en las plantas generadoras. Así, seis plantas producen el 33% de la energía eléctrica (Guavio, San Carlos, Chivor, Sogamoso, Porce III y Tebsab) lo que también representa un reto para el sector y para la generación futura de energía. Reto que se amplía con la entrada a futuro en funcionamiento de Hidroituango, que en plenitud de operación representará cerca del 15% de la capacidad de generación eléctrica total actual.
La capacidad de generación de energía eléctrica en Colombia ha crecido, en los últimos 20 años, en promedio un 1,7%. A nivel regional, el centro del país es el mayor demandante de energía eléctrica, seguido por la Costa Atlántica y Antioquia, además, en los últimos 20 años la demanda de energía eléctrica ha crecido, en promedio, 5% anual.
Colombia y las oportunidades que ofrece la transformación energética
De acuerdo con el análisis, Colombia se encuentra entre los países con mayor participación de energías renovables, pero las no convencionales aún tienen baja participación. Hoy el objetivo del Gobierno es lograr que entre 12% y 14% de la matriz eléctrica para 2022 sea de energías renovables no convencionales.
La capacidad que tiene el país en generación renovable no convencional es buena, con condiciones geográficas y climáticas de alto potencial. Por ejemplo, para la fuente eólica, zonas como la Costa Norte, Santanderes, Boyacá, Risaralda, Tolima, Huila, Valle del Cauca, cuentan con un gran potencial de generación de energía eólica al tener una capacidad instalada potencial de más de 30 MW en y vientos superiores a 9 m/s.
En energía solar hay una irradiación promedio de 4,5 kWh/m2/d superando el promedio mundial de 3,9 y el promedio de Alemania (3,0), país N° 1 en el uso de esta fuente. Hay regiones potenciales en la Costa Atlántica, Arauca, Casanare, Vichada y Meta donde se alcanzan irradiaciones de 6,0 kWh/m2/d G.
En biomasa, se cuenta con ocho productos agrícolas potenciales para la producción de energía, tales como el bagazo de caña, la cascarilla de arroz, el fruto de palma de aceite, entre otros. Sus residuos podrían llegar a generar 96 kGWG de energía al año, lo que representa un 0,6% de la demanda de energía de 2019.
Gobierno, la clave para promover la transición
De acuerdo con la experiencia internacional, la exitosa transición del país hacia energías renovables requiere de una participación activa de los gobiernos. Estos deben crear un marco legal claro que fomente la inversión en el sector y desincentive las prácticas que van en contra del medio ambiente.
“Se requieren acciones puntuales de los gobiernos enfocadas en temas medioambientales para que las ganancias alcanzadas sean aprovechadas y perduren en el largo plazo. Así como ha ocurrido en países como Islandia, Dinamarca, Suiza, o en la región, Uruguay y Brasil, entre otras naciones, que han creado un marco regulatorio claro que fomenta la inversión en el sector y penaliza la huella de carbono”, explica María Paula Castañeda, economista para Colombia de BBVA Research y coautora del estudio.
Finalmente, el sistema energético eléctrico local tiene varios retos los cuales se pueden dividir en cuatro grandes temas: el primero, la interconectividad con la región, Latinoamérica no tiene un sistema interconectado de energía, esto le impide su comercialización con pares de la región y lo limita a oportunidades de negocio que pueden traer grandes beneficios para los implicados.
Un segundo aspecto es que el acceso al servicio de energía aún es muy pobre en la región suroriental del país. Esto supone no solo la necesidad de la ampliación de la red de transmisión sino en oportunidades de explotación de fuentes renovables no convencionales en las zonas no interconectadas, dando pie para crear focos de desarrollo social y económico en zonas históricamente olvidadas.
El tercer reto está relacionado con “la diversificación de la matriz, resulta fundamental el camino que se está tomando hacia la diversificación de la matriz con FNCER. Sin embargo, los esfuerzos deben ser mayores, más rápidos e involucrar la apropiada interconexión al sistema nacional”, concluye el documento. Y de aquí se deriva el cuarto reto, tener una mejor regulación, hoy aún hay grandes vacíos que impiden el pleno desarrollo del sector y de estas fuentes alternativas.