Home office, teletrabajo, trabajo en casa: ¿Efectividad? ¿Productividad? ¿Todo lo contrario?

María Eugenia Saldarriaga

Hoy quise tratar un tema diferente al marketing pero que de alguna manera tiene que ver con marketing y en 8 días hablaremos de Smarketing…

Empecemos por lo evidente…

Vivimos en un país en donde la desigualdad, la falta de acceso a educación de calidad y a cosas y servicios que muchos llamaríamos básicos son un lujo para la gran mayoría de la población. Tener conexión a internet, un computador, una impresora, dinero para papel de impresión y carga de los cartuchos debería ser algo normal en la vida de todos.

¿Normal por qué? Porque mis sobrinos necesitan esas herramientas para estudiar y hacer tareas, por más que su colegio se las provea en sus instalaciones, las necesitan en su casa. Porque yo las necesito para trabajar ya que desde hace 8 años soy independiente y tengo home office, porque mis papas a veces requieren mandar y recibir un correo, que se les impriman exámenes, investigar sobre alguna dolencia, en fin… Por donde lo analicemos, son herramientas necesarias para la vida diaria y no deberían ser un lujo para nadie, por el contrario, el Gobierno debería estar obligado a garantizar este equipamiento en todos los hogares.

Hoy en día en Colombia hay millones de niños, adolescentes y adultos que tuvieron que dejar de estudiar por no tener acceso a internet en sus casas, no tener computador ni impresora, y claramente no tener dinero para pagar por el servicio si es que en donde viven hay cobertura (otro de los grandes problemas de Colombia), no pueden pagar por un computador y una impresora y tampoco por los insumos necesarios para desarrollar las tareas propias del colegio y la universidad.

Esta es la base de lo que quiero contarles…

Llevamos 6 meses trabajando de forma remota, y los datos, las cifras, las encuestas, los testimonios de los directivos de las empresas y el sentir de muchos de quienes lo viven nos deja un sin sabor, una sensación completamente ajena a lo que vivíamos cuando nuestro trabajo era presencial, vivencial, experiencial y social.

Hoy nuestro espacio tiene al intruso dentro, ya no tenemos ningún tipo de privacidad, la mesa del comedor que era sagrada para reuniones familiares, soplar las velas del ponque de cumpleaños rodeados de nuestros seres queridos, el punto de encuentro con nuestros amigos y que nos traía los mejores recuerdos hoy es nuestro espacio de trabajo en muchos casos. No es una mesa cómoda y ergonómica para trabajar ya que no está diseñada para eso, sus sillas no son las adecuadas para estar sentados 8 horas trabajando (que ya no son 8 horas, la gente está trabajando entre un 40 y un 50% más de tiempo) pero su eficiencia, eficacia y productividad ha bajado de forma sostenida en este tiempo.

Procesos que antes de la declaratoria de pandemia y la imposición de la cuarentena se demoraban a lo sumo 2 meses, hoy en día se demoran hasta 6 meses retrasando de igual forma la gestión, las metas, los presupuestos por cumplir y la operatividad de las diferentes áreas en las empresas. Y yo me pregunto: ¿Cuál es la razón de esto? ¿Por qué un empleado trabaja desde su casa y no rinde igual?

Lamentablemente vivimos en el país de la cultura criolla, ese donde todo se vale, ese donde los malos hábitos y costumbres son los que nos representan, donde ser responsables, comprometidos, respetuosos, éticos, honestos y decentes con las malas bases de educación y cultura impuestas es casi utópico. Donde como el jefe no me está viendo ni vigilando no me levanto, no me baño, no me arreglo, no me peino, no me afeito, y de ahí para adelante es el jefe el que se tiene que adaptar a los horarios fijados por el empleado y no a lo que por norma está establecido.

Señores, es por esta falta de organización y de programación que las jornadas de trabajo de muchos ya no terminan a las 5:00 pm sino a las 9:00 pm.

Hoy en un grupo de Facebook al que pertenezco alguien pregunto esto a los miembros: ¿Qué opinión les merece que sus colaboradores consuman cerveza sin alcohol en su jornada de trabajo? Jamás, ni en mis más rebuscados pensamientos pensé leer una pregunta cómo esta. ¿Por qué si trabajando de forma presencial el señor o la señora no llegaba a la oficina con una cerveza sin alcohol en la mano, ahora trabajando desde su casa piensa está bien lo haga? Esto para mí se sale de todo contexto, se acabó el respeto por la empresa, se acabó el respeto por el jefe, se acabó el respeto por el trabajo, se acabó el respeto por mí mismo y ni hablar del ejemplo para los hijos.

Japón lidera los estándares de respeto y amor por el trabajo, Japón nos lleva años luz en educación, cultura y civilización, el trabajo remoto es tan o más exigente que el trabajo presencial, trabajando de forma remota las personas no tienen la admiración de su jefe y compañeros por ser el empleado modelo, no tiene la atención ni las miradas por ser el mejor vestido, el que mejor carro tiene, el más bonito, el más querido, ni el más amable. Trabajando de forma remota su única forma de competir es siendo el mejor: el más puntual, el más cumplido, el más productivo, el más responsable, el más eficiente, el más dedicado, el mejor presentado y el que mejor desempeñe sus funciones y le demuestre a su jefe que trabajar desde su casa no presenta para usted limitaciones que le impidan ser el empleado modelo que siempre fue.

Somos tan ajenos a nuestra nueva realidad que nos saltamos todos los protocolos elementales de respeto, educación, consideración por el tiempo de los demás, responsabilidad y compromiso. No entendemos que nuestra jornada laboral remota empieza como nuestra jornada laboral presencial, no entendemos que nuestros compañeros no tienen por qué sufrir las consecuencias de nuestros malos hábitos, de nuestros malos comportamientos, de nuestra irresponsabilidad.

Trabajar desde casa es el reto y el compromiso más grande que la vida nos ha impuesto a muchos. Organizar los días, la agenda, programarse para que el tiempo rinda a pesar de todos los distractores que nos rodean, cumplirles a los clientes, trabajar hasta la madrugada y muchas veces los fines de semana para que todo esté en orden y empezar las semanas desde cero, es toda una odisea.

Devolviéndonos al título de este escrito, quiero dejarles claros estos conceptos ya que por lo que me cuentan, por lo que leo y por lo que entiendo es claro no están tan claros para la mayoría:

Home Office: es una oficina en su casa. Una oficina con todas las de la ley, computador, impresora, insumos de oficina, escritorio adecuado, silla cómoda, ayudas audiovisuales, pizarra, servicio de internet, pintura y cuadros acorde al propósito del espacio, incluso si el metraje da sería ideal tuviera un mini sala de juntas para recibir y atender a sus clientes.

Tele trabajo o trabajo a distancia: es el trabajo que permite ser realizado desde un espacio diferente a la oficina, es aquel que una persona realiza para una empresa desde un lugar alejado de la sede de esta (habitualmente su propia casa), utilizando como soporte las tecnologías de la información y la comunicación para el contacto entre las partes.

Trabajo en casa: Tratándose de una situación ocasional, temporal o excepcional como es el caso del COVID-19, el empleador por decretos del Gobierno autoriza al empleado trabajar desde su casa, esta modalidad de trabajo no exige el lleno de requisitos necesarios para optar por el teletrabajo ya que una persona que tenga la condición de asalariado no se considerara teletrabajador por el mero hecho de realizar ocasionalmente su trabajo como asalariado en su domicilio o en lugar distinto a las sedes de las oficinas de la empresa para la que trabaja.

Teniendo en cuenta estos 3 conceptos y haciendo la claridad en cada caso, y ya que en Colombia no existe una resolución individual frente a estos conceptos, las personas en condición de asalariadas desempeñan su trabajo desde casa, para ellas no aplica el home office ni el tele trabajo.

Mi consejo: si cuando todo esto termine (la verdad yo creo en enero del 2021 por temas de optimización del tiempo, eficacia, eficiencia, efectividad, productividad y control de procesos las empresas empezaran en forma a practicar la alternancia) usted quiere seguir conservando su trabajo, sus privilegios, su calidad de vida, su buena fortuna al no ser uno de los millones de desempleados del país y el aprecio, admiración y respeto de su jefe compórtese como debe, demuéstrele a su jefe que usted es un embajador de su empresa, que no ha defraudado su confianza, que respeta las normas y cumple con sus funciones y responsabilidades a cabalidad, que sigue unos protocolos para el trabajo en casa, que sus clientes pueden hablar de usted como un ejemplo para todos los empleados de la organización y lo más importante, demuéstrese a usted mismo que no necesita a un supervisor para que vigilen su comportamiento, cumplimiento y compromiso ni a un auditor que certifique que usted si está desempeñando bien su trabajo y de forma responsable haciendo lo que le corresponde.

María Eugenia Saldarriaga O. | Consultora experta en marketing, reputación e imagen corporativa y lealtad y fidelización de clientes | [email protected] |

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