El oficialismo argentino tiene intención de aprobar una reducción de la jornada laboral semanal de 48 a 40 o 36 horas buscando consensos en el Congreso y lograr implantar la medida antes de las elecciones previstas para el mes de octubre.
Las iniciativas cuentan con el visto bueno de la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, y del principal sindicato, la Confederación General del Trabajo (CGT), que defiende la reducción “como medio de generar más empleo y distribuir mejor el beneficio extraordinario del capital”.
“Apoyo la posibilidad de que se emita un despacho de consenso para que pueda aprobarse efectivamente esta iniciativa, que está alcanzando importantes niveles de acuerdo. Espero que se concrete un dictamen que pueda tener sanción legislativa”, ha explicado la ministra Olmos en declaraciones a la agencia de noticias argentina Télam.
El oficialismo buscará avanzar en acuerdos en las próximas semanas con bloques aliados y las bancadas del interior para acercar posiciones con esos legisladores. En cambio, la oposición ya ha adelantado que no está de acuerdo con la reducción de la jornada laboral, aunque no descarta la idea de discutir una reforma integral.
La paridad de fuerzas entre el oficialismo y la oposición obliga al Frente de Todos (FdT) a tejer acuerdos con otras bancadas, más aún en un año electoral.
En la Cámara de Diputados se está tratando el proyecto impulsado por el diputado nacional por el FdT y secretario general de la Central de Trabajadores y Trabajadoras de la Argentina (CTA), Hugo Yasky, que debería ser debatido en la comisión de Legislación del Trabajo, aunque aún no hay fecha de convocatoria.
“Planteamos reducir horas en la jornada laboral de manera tal que la semana se completen 40 horas de trabajo”, ha apuntado Yasky en una entrevista radiofónica sobre su iniciativa, que plantea una semana laboral con un máximo de 8 horas diarias y no más de cuarenta horas semanales.
También en la Cámara Baja hay otro proyecto de la diputada y dirigente de la Asociación Bancaria Claudia Ormaechea que plantea una reducción a 36 horas y otras iniciativas en ese sentido impulsadas por un lado por el diputado del FdT Eduardo Valdés y un texto de Sergio Palazzo, así como otra propuesta del socialismo impulsada por Mónica Fein y de Enrique Estévez.
Chile acaba de rebajar la jornada laboral a 40 horas y se asimila así a países de Europa, donde incluso se plantea la reducción de la jornada laboral a seis horas.