Un paro indefinido del sector de los transportistas españoles alerta de un más que posible desabastecimiento generalizado de productos durante esta semana. El origen del conflicto se remonta a los últimos seis meses debido al alza de los combustibles y la hiperinflación generalizada en Europa, pero especialmente en España, lo que ha provocado que prácticamente sea inviable a los camioneros poder transportar las mercancias porque les sale más caro el trayecto que lo que cobran.
La pasada semana, en España el precio de la gasolina superó los 2 euros por litro (récord histórico y casi 4 veces el coste que en Colombia) lo cual afecta ya a toda la cadena de suministros, especialmente a la agroalimentaria. Por ejemplo, la multinacional de lacteos Danone alertó hoy martes de que en el plazo máximo de 24 horas se verá obligado a interrumpir de forma temporal su actividad tanto en sus cuatro plantas de productos lácteos, como en las tres de agua mineral natural que tiene en España.
Si no se llega a un acuerdo en las próximas horas, Danone advirtió de que se verá obligada a tomar la “drástica decisión” de interrumpir el proceso de recogida de leche, y como consecuencia, el proceso de producción en sus fábricas. También se detendrá el posterior traslado de producto terminado a las cadenas de distribución alimentaria. “Esto provocará la interrupción de suministro tanto de agua mineral natural como de productos lácteos a nivel nacional”, avisan desde la compañía.
La cerveza escasea
En la misma línea, la multinacional holandesa Heineken manifestó también su “gran preocupación” por el impacto que el paro del transporte está ocasionando en sus operaciones. La cervecera advirtió de que si la situación continúa, no será posible servir sus productos a las superficies comerciales, bares y restaurantes, ni tampoco aprovisionarse de materias primas debido a los grupos de sindicatos “violentos” que impiden las normales operaciones de la compañía.
Según las asociaciones empresariales que representan al gran consumo (ACES, Aecoc, Anged, Asedas y FIAB) las perdidas en la primera semana de paros alcanzaron los 600 millones de euros y pusieron en riesgo alrededor de 100.000 puestos de trabajo. Cada día de protestas supone 130 millones de euros de sobrecoste «para poder transportar y redistribuir alimentos a los puntos de venta de todo el país y evitar problemas de abastecimiento» aclararon desde la cadena de valor del gran consumo.
Por su parte, el Gobierno español del socialista Pedro Sánchez ha asegurado medidas de ahorro en combustibles por 500 millones de euros para el sector, medidas que el gremio del transporte considera insuficientes. La huelga seguirá y si el desabastecimiento llega sería un hecho inédito en los últimos 70 años en España, y pondría contra las cuerdas a un gobierno dividido en dos ya por la guerra de Ucrania.