La Asamblea General de Naciones Unidas celebra este lunes una sesión especial de emergencia, la undécima del organismo en su historia, para abordar la invasión de Ucrania por parte de Rusia, un encuentro cuyas conclusiones sin embargo no serán vinculantes.
La decisión de celebrar esta sesión fue adoptada el domingo por el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia había utilizado previamente su derecho a veto para bloquear una declaración de condena a su ofensiva. En este caso, la votación salió adelante tras ser celebrada en un modelo en el que los países con derecho a veto no pueden aplicarlo.
Así, la votación prosperó con once votos a favor, tres abstenciones –China, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y China– y un voto en contra, el de Rusia, que ha defendido en todo momento su invasión y ha argumentado que ha sido una medida a la que se ha visto “forzado” debido a la guerra en la región del Donbás y la postura de Kiev y la OTAN.
Hasta la fecha se han celebrado únicamente diez sesiones de este tipo en la Asamblea General de la ONU, con la última de ellas en 1982, después de que se convocara un encuentro de este tipo por la crisis en los Altos del Golán, ocupados militarmente por Israel, un movimiento no reconocido por la comunidad internacional que continúa a día de hoy.
Este tipo de reuniones son convocadas a raíz de la resolución 377A(V), aprobada en 1950 y conocida como ‘Unidos por la Paz’, que da a la Asamblea General de la ONU la autoridad de asumir asuntos de paz y seguridad internacional cuando el Consejo de Seguridad es incapaz de actuar debido a la falta de unanimidad entre los cinco países con derecho a veto –China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia–.
De esta forma, está previsto que los países participantes realicen declaraciones durante la sesión, tras lo que se procederá a la votación de una resolución similar a la presentada el viernes ante el Consejo de Seguridad de la ONU y vetada por Rusia.
El representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, afirmó tras la votación que Moscú había votado en contra para que los responsables del documento fueran conscientes de que el Consejo de Seguridad de la ONU no había sido capaz de mantener la paz y la seguridad a nivel internacional.
Asimismo, incidió en que las autoridades rusas “no han visto ni un ápice de intento de encontrar una solución” constructiva en el seno del organismo, al tiempo que denunció intentos de los responsables del borrador para usar su posición para impulsar decisiones contra otros miembros del Consejo de Seguridad.
Nebenzia resaltó que “ahora es necesario centrarse en resolver las causas de la crisis” y criticó que el Consejo de Seguridad hiciera la vista gorda durante ocho años a la guerra en Donbás, una postura criticada por el representante permanente de Ucrania, Sergiy Kislistsia, quien aplaudió la decisión de llevar el asunto ante la Asamblea General de la ONU.
Kislistsia hizo hincapié en que en estos momentos lo más escuchado son las alarmas antiaéreas a causa de la ofensiva rusa y acusó a Moscú de “manipular el concepto de genocidio” para justificar una invasión militar bajo el pretexto de proteger a la población de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.
Si bien el resultado de la votación en la Asamblea General de la ONU no será vinculante, habitualmente se considera que tienen un peso político al mostrar la postura de la comunidad internacional en su conjunto.
En este sentido, el ‘think tank’ International Crisis Group ha indicado que la sesión “es potencialmente un momento clave para que todos los miembros de la ONU condenen la agresión de Rusia, pidan un cese inmediato de las hostilidades y reafirmen la integridad territorial de Ucrania”.
El ‘think tank’ ha señalado que “la Asamblea General (de la ONU) debe enviar un mensaje claro de apoyo a Ucrania” y ha incidido en que “los miembros africanos, asiáticos y latinoamericanos en particular deben hacer que sus voces sean escuchadas” sobre el conflicto.
De esta forma, ha recordado que “los países no occidentales predominan en la Asamblea, y son sus votos los que marcarán la diferencia entre el éxito y el fracaso diplomático” de la iniciativa, en la que busca abordarse las violaciones cometidas por Rusia contra la soberanía territorial de Ucrania y la norma de prohibir que la fuerza prime en las relaciones internacionales.
Posibles implicaciones
En cualquier caso, el hecho de que la votación no sea vinculante rebaja parte del impacto de la resolución, si bien la misma contará con un mayor peso que otras adoptadas por la vía habitual en el organismo y podría llevar al secretario general de la ONU, António Guterres, a ofrecer apoyo del organismo para lograr un alto el fuego, incluido el nombramiento de un representante especial.
Asimismo, podría incluir una recomendación a los países miembro a imponer sanciones contra Rusia, algo que han hecho ya múltiples países occidentales. Sin embargo, muchos países del Movimiento de Países No Alineados se han mostrado hasta ahora escépticos ante esta vía,
Por otra parte, podría derivar en la creación de una comisión de investigación sobre posibles violaciones del Derecho Internacionales y crímenes de guerra que sirviera como disuasión, según el ‘think tank’, que ha recordado que además podría llevar al presidente de la Asamblea General a nombrar un enviado como representante en materia humanitaria.
La votación podría incluir además un llamamiento a Rusia para que rebaje su nivel de alerta nuclear y pedir una evacuación segura de extranjeros de Ucrania ante las hostilidades y las denuncias sobre discriminación por parte de las autoridades ucranianas a la hora de permitir la salida del país de ciudadanos de países africanos.
“Ninguna de estas acciones pondrá fin a la guerra por sí misma. Ni la Asmablea General ni el sistema de la ONU en su totalidad tienen la capacidad de imponer la paz a Rusia, pero la Asamblea puede, con palabras y resoluciones, dejar claro que la mayoría de los miembros de la ONU rechazan lo que Moscú ha hecho y apoyan los esfuerzos de paz, mostrándose preparados para ayudar a las víctimas de esta guerra trágica, innecesaria y peligrosa”, ha remachado el International Crisis Group.