Los partidos brasileños de la oposición han comenzado este viernes a movilizarse para impulsar una propuesta de enmienda de la Constitución, elaborada por la diputada del Partido Comunista Perpétua Almeida, para evitar la presencia de militares en activo en puestos de gobierno.
El texto propone que todo aquel militar en activo con menos de diez años de servicio “deberá apartarse de su actividad” en las Fuerzas Armadas para ejercer cualquier cargo civil en la administración pública, mientras que aquellos que cuenten con más de una década de trabajo deberá pasar automáticamente a la inactividad desde el momento en el que tomen posesión del cargo.
La propuesta, que cuenta no solo con el apoyo de la oposición, sino también con el de ciertos integrantes de la bancada oficialista y la independiente, entre ellos el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, necesita 171 firmas para poder comenzar a ser tramitada y hasta el momento ha recogido 80.
La iniciativa tiene lugar en un momento en el que desde varios sectores se ha criticado que el Ejército haya dejado sin sancionar al general y anterior ministro de Salud, Eduardo Pazuello, quien hace unas semanas participó en un acto político junto al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
El reglamento militar brasileño prohíbe a los miembros de las Fuerzas Armadas participar en actos políticos, salvo que ostenten algún cargo de gobierno. Pazuello, relevado de la cartera de Salud en medio de fuertes críticas a su gestión de la pandemia, intervino en un evento de apoyo al presidente Bolsonaro en Río de Janeiro, contraviniendo así las normas.
La falta de sanción ha sido incluso censurada por el general retirado y antiguo secretario de Gobierno, Carlos Alberto dos Santos Cruz, quien ha considerado que aquel día “hubo un ataque frontal a la disciplina y la jerarquía de la profesión militar” y ha denunciado que el “proyecto personal de poder” de Bolsonaro “erosiona cada día más las instituciones”.
“La politización de las Fuerzas Armadas para intereses personales debe ser combatida. Es un mal que necesita ser cortado de raíz. Independientemente de cualquier consideración, la unión de todos los militares con sus comandantes continúa siendo el mejor arma no permitir que la política partidaria, la ‘politiquería’ y el populismo entre en los cuarteles”, ha dicho Dos Santos Cruz.
Varios sectores de la política, la sociedad civil e incluso de las Fuerzas Armadas, observan con preocupación lo que consideran una influencia desmedida del presidente Bolsonaro dentro de la institución castrense.
El pasado mes de marzo, coincidiendo con la crisis de Gobierno desencadenada por Bolsonaro con la destitución de hasta seis de sus ministros, los jefes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea presentaron su dimisión como protesta a las presiones que estarían recibiendo por parte del presidente brasileño para que le apoyen en sus diversas batallas políticas.
El gabinete de Bolsonaro está formado por un grupo de nostálgicos de la dictadura militar que golpeó Brasil entre 1964 y 1985, entre ellos el propio Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, mientras que su vicepresidente, Hamilton Mourao, es general en la reserva.
Junto a ellos y entre otros, el ministro de Defensa y otrora jefe del Estado Mayor, Walter Souza Braga Netto; el secretario de Seguridad Institucional, el general Augusto Heleno Ribeiro; y los titulares de Infraestructuras, el capitán Tarcísio Gomes de Freitas; y el de Minas y Energía, el almirante de la Armada Bento Costa Lima.