“Queremos un Gobierno que se la juegue toda por la paz completa, que retome las conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional y abra un capítulo de diálogo con todas las disidencias y que hable también con las organizaciones sucesoras del paramilitarismo”, ha aseveró ‘Iván Márquez’.
Márquez catalogó el acuerdo de paz de La Habana como “parte del más hermoso sueño de paz”, pues considera que no hay “nada más elevado ni más justo que ponerle fin a una guerra par devolverle al pueblo el sagrado derecho a la paz”.
Reconoció además que para él “fue un honor” haber participado en las negociaciones de la resolución, aunque ha denunciado que el Gobierno de Duque “violó el principio de toda negociación que establece que los acuerdos son para cumplirlos”.
“No solo los incumplió, sino que se creyó investido de potestades para modificar el texto firmado”, ha lamentado ‘Iván Márquez’, quien ha reconocido la creación de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) como una de las bondades de los pactos de La Habana.
Con la puesta en marcha de este nuevo mecanismo, se permitió “superar” el derecho penal impuesto por el “enemigo” que, según el líder de ‘Segunda Marquetalia’, “obstruía el entendimiento” entre los guerrilleros y las autoridades.
Por otro lado, ‘Iván Márquez’ exigió a Duque que cese las “masacres” y, sobre todo, que pare de “pretender suavizarlas con eufemismos como ‘asesinatos colectivos'”.
Junto a las críticas al Gobierno y al presidente, el líder disidente ha afeado su posición y actuación al partido Comunes, integrado por exmiembros de las extintas FARC, quienes en algún tiempo fueron sus compañeros.
“Vemos muy poca actividad política y parlamentaria en ese partido (Comunes). Algunos de sus dirigentes más visibles parecía que actúan para demostrarle al Estado que ya no son lo que fueron, que su antigua ideología revolucionaria ya no es un problema”, afirmó.
Finalmente, el guerrillero ha explicado que en agosto de 2019 decidió volver a las armas en parte por la “traición del Estado al acuerdo de paz” y que su objetivo es alcanzar “una paz con dignidad humana, democracia y soberanía” empleando las armas como “garantía del cumplimiento de los acuerdos”.