Desde marzo el ingeniero Rodrigo Fernández había detectado un posible “amarre” en la licitación del Centro de Eventos Histórico y Cultural de la Música Vallenata en Valledupar, obra que está ya adelantando la Gobernación del Cesar. El ingeniero Fernández diariamente trina al menos 10 veces advirtiendo o confirmando sobre pliegos que están confeccionados para entregar la licitación a un contratista predeterminado (el “ungido” como lo llama él), violentando la debida selección que deben tener todos los procesos de contratación y compras de cualquier entidad del Estado en cualquiera de sus niveles central, departamental, municipal, descentralizada y de economía mixta. Pone copia a la Procuraduría, Contraloría, además de enterar a los funcionarios y a algunos otros luchadores solitarios contra la corrupción. Pero no pasa nada.
El pliego no es claro en los requerimientos de experiencia, pero en lo que si es muy específico es en ” desmenuzar” los 390 puntos del plan de calidad, para poder acomodar al UNGIDO, en caso de q haya competencia. X Dios PRIORIDADES @PGN_COL @STransparencia @__NANCIOGALVAN pic.twitter.com/WrsvovJGco
— Rodrigo Fernandez (@IngjrRodrigo) March 3, 2021
Como él hay otros poquísimos en esta noble y arriesgada tarea: algunos veedores, el gremio nacional de ingenieros y sus regionales, el Instituto Anticorrupción; todos los días y desde sus posibilidades combaten contra la corrupción.
El de Valledupar se trata de un proyecto del 2015 en cuyo momento fue presupuestado en 44,700 millones de pesos (Proyecto Diseño Arquitectónico, Documento 1, marzo de 2015). Acaba de ser contratado en 139.000 millones de pesos, 6 años después.
No obstante no es el mejor momento para hacer esta obra que no tiene nada de prioritaria (aunque siento una gran sensibilidad hacia nuestro folklore vallenato) lo que nos ocupa es el proceso de licitación y selección del contratista. La licitación de la Gobernación tenía particularidades que indicaban que querían que fuera de “proponente único”, es decir, que ya tenían seleccionado al contratista previamente, lo cual no puede sino interpretarse como un acto de corrupción como lo ha venido demostrando el ingeniero Nancio Galván, presidente de la Sociedad de Ingenieros del Cesar.
La lógica es así: si los funcionarios logran tener un solo proponente podrán asegurarle al escogido que se quedará con la adjudicación del contrato y por lo tanto tendrá que retribuirles el “favor” para lo cual el presupuesto oficial será bien inflado para que haya suficiente margen para “compartir” (otra manera es cuadrar las finanzas del contrato con adiciones durante la ejecución, alineando también al interventor); la estrategia para lograrlo es que el pliego esté direccionado y tenga la flexibilidad necesaria para otorgar el puntaje requerido al que quieren que gane y desestimular a los posibles competidores.
En este caso se usó el “factor de calidad” principalmente, que calificaba el 39% de los puntos totales de manera subjetiva, a discreción de los funcionarios (eso en estos procesos en muchísimo, porque el otro 61% es de calificación objetiva, es decir, con esta parte se determinaba al ganador). También se descalificaron a algunos posibles proponentes porque, por ejemplo, se pidió visita de obra pero no se le dio validez a la asistencia a nombre de una empresa que después constituiría un consorcio, lo cual es de la clase de arbitrariedades que se pueden hacer cuando las reglas de selección se dejan a la voluntad de los funcionarios. Por eso se luchó en los años anteriores para que el llamado Pliego Tipo asegurara que los pliegos y posteriores contratos no quedaran fuera de la ley debido a que de otra forma no se garantiza un proceso transparente y de selección objetiva (hablando de la muy famosa y muy violada Ley 80 de 1993).
Aun cuando es ilegal, parece que los funcionarios se arriesgan sin miedo porque saben que hay impunidad y el botín es grande y alcanzaría para arreglar con dinero las consecuencias judiciales. En este caso había 13 empresas interesadas de la talla de Conconcreto o Colpatria. Pero perdieron todo interés en el proceso. Incluso Coninsa Ramón H, también muy representativa en el sector, emitió una comunicación que recoge las razones por las cuales los proponentes se abstuvieron de participar por la falta de transparencia del proceso.
Al final, un solo proponente, que obviamente se quedó con la licitación. Y el precio, ¡claro!, al 99.64% del presupuesto oficial. Para quien no conozca bien, en estos procesos de contratación por obra pública lo máximo que se puede proponer es lo que diga el presupuesto oficial. Y aquí es donde se cierra toda la estrategia de corrupción: con el presupuesto oficial bien inflado (de 2015 a 2021 subieron el presupuesto de la obra en un 211% mientras que la inflación apenas registró el 27.9% en todo el período), el proponente único pone el precio lo mas elevado posible, y ellos felices, mientras el resto de los colombianos traicionados por estos poquitos corruptos que se han enriquecido a costillas de la plata de los impuestos de todos y en desmedro de que podamos tener siquiera un buen país. El efecto directo es que la infraestructura nos cuesta mucho mas porque se elimina la teórica captura de buen precio en la licitación al no haber competencia entre oferentes y en cambio su costo es el máximo valor posible.
Como lo descrito, este caso estaba lleno de zancadillas para que ninguna empresa de ingeniería se presentara, diferente al que se la iba a ganar, descritas con suficiencia en el documento elaborado por la Comisión de Contratación de la Sociedad Colombiana de Ingenieros con base en el informe de la Veeduría Especializada Cesar, que debía generar una muy seria investigación de la Contraloría y no quedarse solo en la vigilancia especial anunciada recientemente, y que la Procuraduría no parara en la indagación preliminar en curso. Si permiten que continúen impunes los corruptos, ¿para cuándo vamos a empezar a construir el país que requerimos?
No habrá Pliego Tipo para este sector de infraestructura Social sino hasta finales de agosto. Ya hay para infraestructura de Transporte y para Agua potable y Saneamiento básico para licitación pública pero no hay aún para procesos de selección abreviada y de mínima cuantía. Y falta para Estudios y Diseños e Interventoría en todos los sectores. Aunque el Pliego Tipo no resuelve todos los problemas sí elimina las calificaciones subjetivas y eso complica las estrategias de los corruptos. Muestra de que ha servido es que se disminuyeron los procesos de un único proponente y bajó el interés por contratos de vías y la contratación se orientó a sectores donde aún no se aplica, como infraestructura social precisamente.
Todo lo subjetivo está completamente prohibido y no puede hacer parte de estos procesos, así como todo lo que permita saltarse la Ley 80 incluyendo la posibilidad de contratar evitándola, lo que está paradójicamente incluido en ella misma (los llamados “contrataderos” que están de moda para ejecutar la corrupción).
Todo esto es ampliamente conocido. No hace falta sino ser honrado para ver qué se debe ajustar en el marco legal de la contratación estatal. Pero quienes deben hacerlo se hacen los tontos porque son ellos mismos los que se lucran ilícitamente de los enormes montos que salen de esta corrupción.
Tampoco se entiende por qué la enorme mayoría de colombianos no hacen nada al respecto, no se interesan y se echan mentiras como decirse que no hay nada que hacer. Ni siquiera hay un respaldo atronador en el gremio de los ingenieros, que es quizás el más golpeado por este cáncer. La pequeña y mediana ingeniería está condenada a desaparecer por esta razón.
Ya no estamos para darnos lecciones de ética elemental como que cada uno haga su parte y así calmamos la consciencia. Esta desgracia ha crecido tanto que amenaza la estabilidad del país entero en manos de las mafias poderosas que se han consolidado. Ahora es necesario no solo ser honrado sino ayudar a combatir la corrupción, con apoyo, con respaldo, con denuncias, con segregación de corruptos y la firme política personal de no hacer tratos ni negocios con nadie que represente “torcidos” (como se entiende bien en la calle) y especialmente no votar mal en las siguientes elecciones.
La corrupción nos agobia a todos: cada vez que se indigne por la pobreza, por la carestía que no para de subir, por la falta de bienestar, por la angustia de la gente sin hospitales, sin colegios, sin oportunidades, por la inseguridad, por las protestas y los paros, acuérdese dónde está la causa raíz y que no basta con ser honrado, que puede actuar, que es preciso actuar.
@refonsecaz – Ingeniero, Consultor en Competitividad