En aras de fortalecer la contención contra delitos de trata de personas, a principios de 2017 el gobierno de Afganistán prohibió la práctica de los ‘Bacha Bazi’, que en su etimología se refiere a los niños bailarines, pero en la práctica generalmente termina con la explotación sexual infantil.
“La mayor parte de las víctimas de trata de Afganistán son mujeres y niños. En tanto que las mujeres están sujetas a explotación, tanto sexual como no sexual, los niños son en su gran mayoría destinados a trabajos en el tejido de alfombras y en fábricas de elaboración de ladrillos, servidumbre doméstica, como bacha bazi o mendicidad forzosa”, señalaba un informe de la Organización Internacional de Migración en 2018.
Los ‘Bacha Bazi’ son comunes entre las altas esferas de Afganistán, y aunque hay una prohibición explícita, los últimos años seguía practicándose con regularidad según lo demuestran varios reportajes. Los niños eran adquiridos por hombres poderosos o cabezas visibles del Ejército afgano para esclavizarlos obligándoles a bailar o a tener relaciones sexuales.
“Nos preocupa especialmente la salud y el bienestar de las mujeres y las niñas. Hago un llamamiento a la comunidad internacional y a todos los actores para que den prioridad a su acceso a todos los servicios sanitarios y salvaguarden su futuro. No podemos retroceder dos décadas de progreso”, señaló este miércoles Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.
Si bien la práctica se ejerció cuando el Talibán aún no estaba ejerciendo poder, con su ascenso existe el temor de que los ‘Bacha Bazi’ vuelva a ser una práctica legal. Esto, además de los múltiples temores por los derechos de las mujeres, es una de las grandes preocupaciones de la comunidad internacional tras la crisis política que atraviesa e país asiático.
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