El Gobierno de Colombia ha puesto en valor este miércoles su modelo de acogida de migrantes venezolanos, cerca de dos millones en todo el país, y ha considerado que “puede servir como modelo” a Europa, sobre todo en el marco de la invasión rusa de Ucrania y el flujo migratorio que ha generado.
La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, de visita en Madrid en el ‘Colombia Investment Roadshow 2022’, destacó que el modelo de migración del país es “auténticamente generoso” y ha matizado que, aunque lo dice con “humildad”, es algo “realista”. “La prioridad ha sido normalizar la vida (de los migrantes)”, ha explicado, trazando un paralelismo con la respuesta a crisis migratorias en Europa en el pasado. Así, Ramírez ha resaltado que Europa no ha dado una “respuesta efectiva” a la presión migratoria en crisis anteriores a la ucraniana, como el flujo migratorio causado por la guerra de Siria. A juicio de la también ministra de Exteriores colombiana, estas crisis requieren una respuesta “solidaria”.
“Incorporar a los migrantes en la vida, eso hemos hecho en Colombia”, ha continuado, antes de remarcar la importancia de que los migrantes “desarrollen unas condiciones de vida estable y digna” en los países que les acogen, con trabajos que puedan hacer que se independicen de las ayudas estatales.
Nuevas leyes de protección
Colombia ha creado un Estatuto de Protección Temporal para Migrantes venezolanos que permite regularizar la situación de los venezolanos que migran al país, una medida alabada por, entre otros, Naciones Unidas. Bogotá, Cúcuta, Barranquilla, Medellín y Cali son las ciudades colombianas con más presencia de migrantes venezolanos. Colombia acoge a más del 37 por ciento de los 4,6 millones de venezolanos que viven en América Latina y el Caribe después de haberse visto forzados a dejar su país.
Para Ramírez, las dictaduras y la ruptura de la democracia en los países son causas que favorecen las migraciones y, en este contexto, ha aludido a la situación en Ucrania y ha censurado la actitud “ingenua e irresponsable” con la que países europeos “asumieron la ruptura de la democracia en Venezuela, la actitud contemplativa con Cuba y la ingenuidad con Nicaragua”.