Por: Óscar Sevillano
La actitud de las autoridades judiciales en Colombia y del mismo Gobierno Nacional frente a las declaraciones de la exsenadora Aida Merlano desde Venezuela, deja muy claro que poco les interesa investigar que tanto hay de cierto y deja la impresión de que parecen temerle a que se conozca la verdad de los hechos.
Que en Colombia existe una red de corrupción electoral no es un secreto, y no se requiere de la conformación de un bloque de búsqueda para dar con su paradero y desmantelarla. Basta con que se investigue a las instituciones electorales, es decir a la Registraduría y al Consejo Nacional Electoral que es en donde está el corazón de todo este entramado y se inicie el trabajo de depurarlas de abajo hacia arriba.
Que Aida Merlano hizo parte de esa red de corrupción que se tejió con fuerza en la Costa Atlántica, tampoco es un secreto, como tampoco lo es, el que con ella hay más personas que también debe ser investigadas y puestas tras las rejas, sin importar quienes son, ni que cargos ocupan y mucho menos en que familia nacieron.
Este caso me recuerda al de Yidis Medina, a quien se le condenó por dejarse sobornar y cambiar su voto para favorecer el cambio en la Constitución de Colombia para permitirle al entonces presidente Álvaro Uribe buscar su reelección en el cargo. Se pedía la cárcel para ella, pero no para quienes la sobornaron. Con Aida ocurre algo parecido, se exige que sea puesta tras las rejas, mientras a los poderosos que hacen parte de esa red de corrupción electoral se los deja quietos, a lo mejor porque saben que sin ellos es imposible colocar presidente en Colombia y ganar mayorías en senado y cámara.
Por supuesto que Aida está diciendo mentiras, la más grande y difícil de creer es que el presidente Duque haya dado la orden de matarla. Por Dios, si Duque no es capaz de dar una orden bien dada a sus funcionarios que demuestre que es el quien manda, que va a hacer capaz de pensar si quiera en eliminar a una persona.
Ahora, que en el círculo político en que Aida se mueve existen personas que con toda seguridad no están felices con que ella pueda respirar es otro asunto, pero imaginar que sea el primer mandatario quien lidere ese grupo, es algo que solo a una loca se le puede ocurrir.
Lo más extraño de las declaraciones de Merlano es su supuesto secuestro. Hasta donde recuerdo, a su hija en ningún momento se le escuchó mencionar sospecha alguna de que esto podría estar ocurriendo y si en cambio se le vio dar declaraciones a la prensa de forma muy tranquila, incluso fue capaz de posar para la Revista Soho. Una persona que tiene a su madre en una situación como esta lo último que se le ocurriría sería dejarse fotografiar sin ropa para un medio impreso.
Pero suponiendo que el secuestro fue real, ¿Cómo hizo Aida para escaparse por segunda vez? No puede ser que la exsenadora sea una experta en fugas. Ahora, ¿bajo qué medios atraviesa un territorio plagado de criminalidad como la frontera con Venezuela?,.
Puede ser que sus declaraciones estén contaminadas por la compañía de Nicolás Maduro, el tema es que eso no puede ser excusa para que la Fiscalía General de la Nación y la Corte Suprema de Justicia no asuman la tarea de investigar si algo puede haber de cierto en lo que dice Merlano.
En este mundo, hasta el criminal más mentiroso de vez en cuando dice una que otra verdad y es bueno saber que corresponde a la verdad y qué es mentira.