Toño, hermano. ¿Cómo vas? Espero que, en tu nuevo espacio sideral, las estrellas te tengan embriagado, como nos gusta. Amigos y detractores dirán que esta carta es totalmente predecible. Y tienen razón. Aunque no saben que los agites del día a día no nos ha dado tiempo para conversar de nosotros, del Verde y del país, estos ocho días han sido para mí y toda nuestra cofradía una montaña rusa. Ya debes saber que todo en nosotros ha girado alrededor tuyo.
Hermano, no te voy a hablar de nuestra historia en común. De cuando te conocí en la primera Convención Nacional de A Lucha a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado. De cuando la simpatía mutua afloró entre los dos a primera vista. Ni de como desde ese momento te fuiste convirtiendo en una especie de hermano mayor. Tampoco de aquella improvisada asamblea de A Luchar en la sede del sindicato de Good Year en Bogotá. Tu saltaste con tu verbo encendido y caribeño a defender el crisol de luchas y revolucionarios reunidos en una expresión de nueva izquierda, increpando a los representantes de la ortodoxia trotskista que se negaban a confluir en una única organización política de masas, como lo llamábamos por aquel entonces, ni a aceptar nuestra tesis de poder popular.
Sabes que después nos hicimos inseparables. Después de la muerte de mi Juan, mi otro hermano, ese sí biológico, me trajiste al puerto seguro y desafiante de la paz en la Corriente de Renovación Socialista. Tampoco quiero recordarte cuando me entregaste la responsabilidad de crear la Corporación Nuevo Arco Iris, de cuando ayudamos a crear el Frente Social y Político, el Partido del Socialismo Democrático, el Polo Democrático (PDI-PDA) y de cuando juntos llegamos al Partido Verde. No voy a evocar hoy como celebramos nuestras victorias políticas y cuanto rumiamos nuestras derrotas políticas y electorales. Eso lo dejamos para un espacio mas privado, en donde no ha de faltar nuestras bandas sonoras, con el infaltable wiskey y el vallenato “Mi Hermano y Yo” o “Recuerdos de mi Pueblo”.
Quiero hablarte mas bien de como se mueve la coyuntura política por estos días. Sabes que los huérfanos del poder, la derecha política y uno que otro despistado en busca de votos incautos, se han convocado a una marcha contra Petro este domingo 21 de abril. Están desesperados porque en el hundimiento de la reforma a la salud les fue como a los perros en misa. El Presidente Petro, como tantas veces lo hemos hablado, no se ha dejado bloquear y está haciendo uso de las facultades que le otorga la Constitución y la Ley para avanzar en un cambio que garantice el derecho fundamental a la salud. Ya tiene de “un cacho” la reforma pensional y la reforma a la educación que la convierte en derecho fundamental, por lo que hemos luchado tu generación y la mía, sigue un trámite exitoso en el Congreso. No soportan el liderazgo internacional de Colombia en tiempos de Petro e insisten torpemente en promover un juicio político en su contra.
Coincidimos, toño querido, en que el discurso de odio que destila la derecha no es solamente una animadversión personal contra Gustavo. Ellos se niegan a la alternancia política que significa la llegada de la izquierda al poder presidencial en Colombia en cabeza de Petro, sustituyendo la democracia rotativa entre las familias de la élite tradicional, como la hemos bautizado. Para estos energúmenos defensores del viejo establecimiento no puede ser permitido que se inaugure el posconflicto político con un exguerrillero en la Casa de Nariño. Como les duele, mi hermano, que la conversación pública haya cambiado y que ahora hablemos de transición energética, cambio climático, reformas sociales, democracia directa, federalismo y paz total. Y por supuesto, están ardidos porque el cambio de fiscal le dio una vuelta al proceso penal contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Yo sé que a veces queremos más velocidad en los cambios, que nos duele que un gobierno de izquierdas mantenga porciones del aparato público en manos tradicionales que no esconden su angurria o hambre en demasía por los recursos públicos. Pero estamos de acuerdo en que más allá de ello hay que persistir en la continuidad el cambio en el 2026. Que el Verde no puede extraviar su perfil alternativo y su papel en el liderazgo de un Frente de fuerzas progresistas que levante un programa de profundización de las transformaciones pendientes. Y que tu vas a seguir, desde donde estas, animándonos, iluminándonos y sorprendiéndonos con alguna de tus ocurrencias o audacias.