Controla la ira, evita que el enojo sea tu jefe

Educación Emocional y Social

En la educación de los adolescentes, el objetivo no se limita a impartir conocimientos académicos; es igualmente crucial enseñarles a navegar el complejo mundo de las emociones y las relaciones interpersonales. Aquí exploramos estrategias fundamentales que educadores y familias pueden emplear para guiar a los adolescentes hacia un desarrollo emocional saludable y resiliente.

Compostura: Sé la persona que quieres que ellos sean

La primera regla en la crianza y educación es ser un modelo a seguir. Es difícil, es exigente ser coherente con lo que decimos y hacemos. La Dr. Becky Bailey dice: Sé la persona que quieres que ellos sean.

Los adolescentes aprenden a través de la observación de las conductas de las personas en su entorno. Mostrar compostura frente a situaciones adversas o cotidianas enseña a los adolescentes a reaccionar de manera similar. Si en casa mamá grita por pequeñas cosas, esa conducta llega al aula por imitación, es la manera en que el adolescente aprendió a solucionar los pequeños conflictos.

“La calma y control no solo se aplican a la gestión de la ira, sino también a cómo abordamos los desafíos cotidianos, mostrándoles que, pase lo que pase, es posible mantener la serenidad y la claridad de mente”

Percepción: Nadie Te Puede Hacer Enojar

Tú eres dueño de tus emociones. Ni tu jefe, ni tu pareja ni tus hijos o estudiantes pueden apropiarse de tus emociones y sentimientos. Autoconocernos es gobernar nuestros pensamientos, emociones y comportamientos.

Esta estrategia enfatiza la importancia de la percepción personal en la gestión de nuestras emociones. La idea de que “nadie te puede hacer enojar” refuerza la noción de que tenemos el control sobre cómo interpretamos y reaccionamos a las acciones de los demás. Es una lección valiosa en autonomía emocional, enseñando a los adolescentes que, aunque no podemos controlar las acciones de los demás, sí podemos controlar nuestras respuestas.

Integridad: Mantener la Calma y Enseñar Cómo Comportarse

La integridad implica coherencia entre lo que esperamos que hagan y lo que nosotros hacemos. En la enseñanza de la empatía y la gestión emocional, es crucial mantener la calma y demostrar con el ejemplo cómo gestionar las emociones y los conflictos de manera constructiva. Esto enseña a los adolescentes a manejar sus propias emociones y a interactuar con los demás de manera respetuosa y comprensiva. Ante la inminente sensación de ira, cuando parezca que el dragón interior está a punto de desatar su furia y quemar todo a su paso, es crucial recordarse a uno mismo en voz alta:

* Siento que esto me molesta, mucho más de lo que esperaba y tengo que pensarlo.

Las respuestas inmediatas con molestia, ira o enojo tienden a ser modificadas. Es improductivo y altamente desgastante para la crianza, la enseñanza en clase y el trabajo.

El Manejo del Enojo es Indispensable para la Competencia Social

Reconocer y gestionar el enojo es esencial para desarrollar habilidades sociales efectivas. El enojo no gestionado puede llevar a conflictos, malentendidos y daño a las relaciones.

¿En qué escala del volcán estás?

GUÍA INFORMATIVA UPC. Rápido pero no furioso: pautas para el manejo de la ira

Enseñar a los adolescentes estrategias para manejar el enojo, como la técnica S.T.A.R (Sonríe, Toma un respiro, Anímate y Relájate), les ayuda a pausar, reflexionar y elegir respuestas más constructivas.

Implementando S.T.A.R. en la Vida Diaria

La técnica S.T.A.R es una herramienta simple pero efectiva del programa multidisciplinario de Conscious Discipline para manejar el estrés y el enojo. Instruir a los adolescentes a sonreír, incluso cuando no es su instinto inicial, puede cambiar su perspectiva y reducir la intensidad de sus emociones. Tomar un respiro les da tiempo para calmar su respuesta fisiológica. Animarse a sí mismos con pensamientos positivos les ayuda a reenfocar su mente hacia soluciones en lugar de problemas. Finalmente, relajarse asegura que vuelvan a un estado de calma, preparándolos para responder de manera más reflexiva.

Crear un ambiente físico y emocional seguro es fundamental. Los adolescentes, nosotros y todas las personas debemos sentir que tenemos un lugar seguro al que podemos acudir cuando nos sentimos abrumados, confundidos o necesitamos desahogarnos.

Este concepto se extiende a la creación de un círculo de confianza, donde las personas se sientan comprendidas, apoyadas y libres de juicio.

No se trata solo de confianza, se trata del modelo que somos.

Alexandra Parra

Neuropsicóloga y pedagoga