En su último Reporte en W Radio, Daniel Coronell informó que Serafino Iácono –magnate venezolano nacionalizado italiano y colombiano– fue nombrado Cónsul Honorario de la República de San Marino en Colombia, un país de 33 mil habitantes, lo que en principio no es problema. Los líos aparecen con el resto de la historia
Porque el mismo consulado lo usufructuó Carlos Mattos, condenado a cárcel por corrupto. Y Coronell también contó que otros dos cónsules honorarios en Colombia terminaron en corruptelas y usaron sus cargos para no rendirle cuentas a la Justicia.
Serafino Iácono tiene además grandes intereses en empresas petroleras que operan en Colombia, incluso en negocios con Ecopetrol. ¿Para qué necesitará ser Cónsul Honorario de la República de San Marino?
Mientras se descubre, se sabe que Serafino le vendió, y muy barato, un magnífico apartamento en Bogotá a Ricardo Roa, el presidente de Ecopetrol. Y cada uno de ellos dijo que no se conocían ni conocieron en ese negocio, lo que no impidió que unas semanas después se encontraran en República Dominicana, donde Serafino posee una tremenda mansión (Ver enlace).
También actuó mal Gustavo Petro al imponer a Ricardo Roa, y con un muy dudoso concurso, de presidente de Ecopetrol. Porque como funcionario suyo en su alcaldía de Bogotá, Roa fue muy tolerante con un empleado que por corrupto terminó en la cárcel, a la par que les mintió a los medios sobre ese caso (Ver enlace). Y porque Roa está además enredado, por notables ilegalidades, como gerente de la campaña presidencial de Petro.
De otra parte, la Junta Directiva del sindicato de trabajadores de Ecopetrol rechazó “el recorte drástico de la inversión en exploración y producción” de petróleo de la empresa, de 4.500 a 2.500 millones de dólares de 2023 a 2024 (Ver enlace). Ese recorte significa que la perforación de pozos para desarrollo y exploración caerá en 37 y 40 por ciento, respectivamente (Ver enlace), atentando contra su naturaleza de empresa petrolera y contra su economía, principal fuente de transferencias al gobierno nacional.
Ese recorte absurdo e irresponsable pretende que Ecopetrol aumente sus inversiones en energías renovables, negocios en los que no tiene experiencia y que no son rentables o lo son en porcentajes bastante inferiores a los del petróleo. Y Petro y los petristas toman la decisión sin que hayan publicado un estudio que demuestre que aciertan, porque están manejando a Ecopetrol como si fuera una tienda de su propiedad, es decir, haciendo con ella lo que se les da la gana.
Petro además ha dicho que en Colombia no se firmarán nuevos contratos para buscar hidrocarburos –el único país petrolero del mundo en esa chifladura–, posición que en 2023 ya redujo en 30 por ciento la exploración, con pérdida de 19.500 empleos (Ver enlace). Y en Bucaramanga dijo que meterá a Ecopetrol en la producción de hidrógeno verde, negocio que la empresa no conoce y que es de alto riesgo y utilidades menores que las del petróleo.
Que Saúl Kattan, presidente de la Junta directiva de Ecopetrol y quien se ganó ese cargo, como Roa, por su cercanía con Gustavo Petro y sus charlatanerías, nos demuestre a los colombianos, con datos y cifras y no con la carreta de falso ambientalismo de su jefe, que esas decisiones no son contrarias al interés nacional. ¿Y qué opina la junta directiva de Ecopetrol de estas aventuras?
Es un crimen no promover la búsqueda y producción de más hidrocarburos –que se seguirán consumiendo en Colombia y en el mundo por décadas–, dañando a Ecopetrol, maltrato que puede terminar entregándosela a las trasnacionales. ¿O no, Gustavo Petro?