Doña Ana es una madre cabeza de hogar con dos hijos de 6 y 8 años. Dice su familia que siempre se ha caracterizado por ser una mujer con carácter y echada para adelante. Pero esta semana pasó las verdes y las maduras porque, de un momento a otro, en el colegio público donde estudian sus niños en la localidad de Usaquén dejaron de darles su almuerzo. ¡Sin mayor aviso!
En una improvisada circular, la justificación dada por esta Institución Educativa Distrital, IED, fue que un desagüe en la cocina estaba dañado, razón por la que cada quien debía solucionar como pudiera.
La señora Ana, quien se gana un salario mínimo, resolvió fiando en una tienda cercana a su casa para poder alimentar a sus niños. Así como ella, también padecieron la situación otros padres de familia de este colegio que cuenta con cerca de dos mil estudiantes en ambas jornadas.
Es aquí donde vale la pena preguntarse, ¿y la Secretaría de Educación? ¿Cuál fue la solución brindada? Tuvo que pasar una semana para que, ante las alertas que presentamos en medios de comunicación, buscaran cómo resolver el problema. Hay que recordarle al Distrito que se trata de niños en edad de crecimiento y que ante este tipo de eventualidades su deber es actuar inmediatamente, sin dilaciones ni pretextos.
Sumado a esto, y siguiendo en los zapatos de doña Ana, en las últimas semanas también tuvo que echar mano de familiares y amigos para que cuidaran de uno de sus hijos, pues en este mismo colegio donde no dieron almuerzo, tampoco hubo clases varios días por la ausencia de una docente. Estas fallas en el calendario escolar se traducen en atrasos en el aprendizaje de cualquier menor. Y, evidentemente, el Distrito está siendo incapaz de resolver los problemas diarios que se deben sortear en cualquier institución.
Pero la angustia de doña Ana va más allá. Esta misma semana se enteró que la Secretaría de Educación recibió más de 13 mil alertas por violencia y abuso en los colegios públicos durante el primer semestre del año. Un promedio de 77 casos al día.
Este dato se suma a las 3.625 alertas sobre consumo de sustancias psicoactivas, lo cual se traduce en 20 llamados al día en promedio. Es decir, niños, niñas y adolescentes están expuestos constantemente a drogas y a alcohol en entornos escolares.
Y qué decir de los asuntos de salud mental. El Distrito registró 4.539 alertas provenientes de los colegios entre enero y junio por conducta suicida. Prácticamente 25 alertas diarias por parte de los 752 colegios públicos que hay en la ciudad.
Tiene razón doña Ana en expresar su angustia y temor, pues no sabe a qué se exponen sus hijos a diario. Sin embargo, ella dice que no tiene alternativa, y como de costumbre, se va a trabajar, se encomienda a Dios y ruega que a sus hijos no les pase nada.