Colombia es un país marcado por la exuberante belleza de sus montañas, que son tan diversas, interesantes y llamativas como ninguna otra cordillera en el planeta.
El privilegio que tienen nuestros ecosistemas de ser bañados por numerosas tormentas y vapores oceánicos y selváticos, entrelazados con la energía incidente del sol de pleno paralelo 0°, ha permitido que una extensa variedad de biomas se desarrolle desde las profundidades marinas hasta altos picos en los Andes.
Sin embargo, no todo el mundo es consciente que este país, con su gran biodiversidad, ha tenido una fuerte influencia por parte de las glaciaciones, esos largos periodos donde la temperatura de la Tierra desciende considerablemente, haciendo que las masas de hielo crezcan y ocupen gran parte de la superficie terrestre congelando océanos, llanuras, valles y en el caso de los Andes Colombianos, de cubrir con gigantescas capas glaciares las cumbres más altas.
Foto: Juan José Escobar Gil
La última glaciación ocurrió hace más de 10.000 años, y aún podemos sentir, sin ser conscientes de ello –al menos para la mayoría de la población del país– el largo aliento de los glaciares que han transformado el paisaje. Justamente de la ignorancia, fue que nació Cumbres Blancas, una ignorancia que en este caso era necesaria, para llevar la voz de los nevados a todos los colombianos.
Cuando Marcela Fernández, fundadora de la Corporación Cumbres Blancas, lee en el periódico Gente del Poblado en Medellín, sobre la inminente extinción de los glaciares del país, su sobresalto comenzó a mover montañas. Reunió un equipo multidisciplinario con científicos como Jorge Luis Ceballos – glaciólogo del IDEAM, quien ha estudiado y ha representado a estos colosos de las alturas por más de 20 años; a fotógrafos como César David Martínez – autor de una larga lista de libros y Felipe Mesa de Expedición Tribugá; montañistas como Nicolás “Lobo” Díaz del club de montañismo Huella de Montaña y, además, autor del artículo que abrió los ojos de Marcela.
Más adelante, se unirían más visionarios y conformarían un extenso equipo que sumarían energía y pasión al proyecto que ya tenía pies y comenzaba a subir por la cuesta de la montaña. Uno de los resultados que buscaba esta unión y compromiso de voluntades, era un libro donde todos los públicos, desde niños hasta adultos mayores, pudieran conocer o acercarse a las problemáticas, la belleza, los paisajes, la historia, las comunidades y en general, dar visibilidad a los nevados colombianos.
Foto: Juan José Escobar Gil
Hace poco más de un mes, ese sueño se hizo realidad. El libro Cumbres Blancas, un homenaje a los glaciares colombianos, fue posible gracias a la ardua labor de investigación del equipo que participó en él, que, durante más de un año, entrevistaron, leyeron y se documentaron de la mano de expertos en una gran diversidad de temas que influían en la alta montaña.
Gracias también a más de 200 personas que apoyaron el proyecto comprando el libro en preventa, para poder realizar la impresión y todo el proceso de producción del mismo, pues este proyecto ha sido autogestionado desde su comienzo. Cada una de esas personas que compraron el libro en el proceso de preventa y todos los expertos, aparecen además en él, homenajeados de igual forma que los nevados, pues hacen parte fundamental de la historia de las grandes montañas colombianas.
Pero… ¿Qué hay en este libro? ¿Qué va a encontrar el lector en él? El libro es un viaje. No fue escrito ni tampoco fue recopilada su información con el propósito de crear un documento vaciado de datos y estadísticas científicas –si bien las incluye–, o de un anecdotario de experiencias en la montaña, que también están en él. Este increíble libro, quería contar una larga historia tomada desde muchas miradas, muchas sensaciones y permitiendo la reflexión sobre la protección de los glaciares, yendo aún más lejos, cambiando el imaginario de que son cuerpos de hielo solitarios en las cimas más retiradas de las cordilleras.
Foto: Juan José Escobar Gil
El libro habla de los ecosistemas como lo que son: un todo que va desde los bosques de niebla que preceden a los páramos, hasta pasar por los campos esqueléticos de rocas en los cordones de morrenas, para llegar finalmente a los neveros brillantes en las frías cumbres. Cada uno de los ecosistemas debe ser protegido por igual y pensado de manera integral.
“Lo que afecta aguas arriba, se refleja aguas abajo y viceversa”.
El lector será llevado desde los ecosistemas de menor altitud hasta la cumbre en un viaje íntimo por la alta montaña, compartiendo de los saberes de científicos, montañistas, campesinos y pueblos ancestrales. Podrá sentir el crujir del hielo, el viento sonrojando sus mejillas en el borde de las nieves, el murmullo de los arroyos, el silencio profundo de la niebla entre campos de frailejones, la palabra contundente de los mamos o líderes espirituales de la Sierra Nevada de Santa Marta, el calor de una aguapanela en alguna casa campesina perdida entre laberintos rocosos…
Pero el lector, además, explorara con la mirada el trabajo de más de 20 años de obra fotográfica en los lentes de César David Martínez, Felipe Mesa y Juan José Escobar, quienes han realizado un sinfín de expediciones recorriendo cada uno de los ecosistemas que albergan la biodiversidad colombiana.
El libro es un viaje hacia un corazón artístico que palpita en el vientre de las montañas, desde donde todo se conecta convirtiéndolo en una obra de arte integral.
Lo invitamos entonces, a que se adentre en el universo magnífico de los nevados, que va más allá de ser un mundo frío y solitario. Un lugar que recibe con sus valles abiertos para aprender, entre todos, a protegerlos y apreciarlos a través del libro Cumbres Blancas, un homenaje a los glaciares colombianos.
Foto: Juan José Escobar Gil
Por último y para continuar en la inmersión de este viaje de valles y lagunas gélidas, el cual queremos compartir con ustedes, los invitamos al encuentro que se llevará acabo el próximo fin de semana 7 y 8 de agosto, en el marco del Festival de la Libertad organizado por La Jaguara en la Fundación Jaime Duque donde estará el equipo de Cumbres Blancas compartiendo todas las alegrías y la experiencia que ha sido llegar a esta gran obra y su gran importancia e impacto social en estos tiempos de crisis planetaria.
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