Derecha descolocada

Inverosímil. Nadie hubiera podido imaginar que la descolocada política mas grotesca de la derecha criolla, corriera por cuenta del máximo exponente de la derecha supremacista gringa. Es lo que está ocurriendo con las movidas políticas, declaraciones y anuncios desafiantes que en ráfaga dispara a los cuatro vientos Donald Trump en los primeros días de su segundo mandato, que vienen dejando fuera de juego al uribismo y sus aliados.

El cerebro nublado de ideologismo, no les ha permitido calcular la dimensión del discurso de posesión del Presidente Norteamericano. En cabeza de quienes concurrieron como invitados de tercera al acto de investidura, los energúmenos voceros del uribismo no se cansaron de aplaudir la promesa Trumpista de “acabar la decadencia de los gobiernos anteriores”, para que “Estados Unidos reclame el lugar que le corresponde como la nación mas grande, mas poderosa y mas respetada de la tierra”, “empezando por  el proceso de devolver a los millones de extranjeros criminales de vuelta a donde vinieron”, “declarando una emergencia energética nacional para perforar, perforar, perforar”, rematando con la sentencia de que “a partir de hoy solo habrá dos géneros: hombre y mujer”. Elocuente fue el silencio de los voceros de la derecha ante la advertencia de que Estados Unidos reclamaría la “devolución del Canal de Panamá”, que “las fuerzas militares tendrán una única misión: derrotar a los enemigos de Estados Unidos”, o que impondrán aranceles a los países extranjeros.

Nota recomendada: “El Catatumbo es una región débil institucionalmente”: Antonio Sanguino

En correspondencia con ese libreto, estos huérfanos del poder acudieron en jauría a linchar con alevosía al Presidente Petro por su osadía de negar el aterrizaje en Bogotá de dos aviones militares norteamericanos repletos de migrantes colombianos deportados y transportados indignamente con esposas y grilletes como si se tratara de peligrosos criminales. Petro, se negó a que en suelo nuestro se repitieran las vergonzosas imágenes que ya circulaban de migrantes encadenados arrojados en aeropuertos de Brasil y otros países del continente. Ante la reacción virulenta del Gobierno Norteamericano en cabeza del propio Presidente Trump y su Secretario de Estado Marco Rubio, que incluían sanciones económicas y comerciales, se fue fraguando una narrativa política y una matriz mediática que justificaba por completo a Estados Unidos y condenaba sin contemplación al gobierno colombiano.    

La derecha política y mediática no ha contado con suerte en este episodio. El Gobierno Nacional, mediante la eficiente tarea del entonces Canciller Murillo y nuestro embajador en Washington Daniel García Peña, pudieron en pocas horas superar la tensión diplomática, desactivar las amenazas económicas y comerciales y al final de la semana reestablecer los servicios consulares de Estados Unidos en Bogotá. A pesar de que varios medios de comunicación le siguen otorgando gran despliegue al supuesto trato hostil que reciben nuestros connacionales por parte de las autoridades migratorias en los aeropuertos norteamericanos o que siguen añorando que lleguen aviones gringos con colombianos encadenados para demostrar una derrota de Petro, lo que vimos fue la llegada de nuestros compatriotas en aeronaves colombianas y en condiciones de dignidad.

La cascada de sucesos de toda la semana ha dejado mal parada a la derecha doméstica. Estados Unidos ha declarado la guerra comercial a México, Canadá y China imponiendo aranceles de un 25% para los productos de los dos primeros y del 10% para el segundo; ha anunciado medidas similares para las importaciones de Brasil y la Unión Europea; ha suspendido la cooperación internacional para todo el mundo, salvo para Israel y Siria; ha rebautizado el Golfo de México como Golfo de América; y amenaza con encarcelar 30 mil migrantes en Guantánamo. Paradójicamente un emisario suyo se reunió con Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores de Caracas y tramitó un acuerdo de repatriación mutua con el Gobierno Venezolano, preciso cuando la derecha fustigaba a nuestro Mindefensa Iván Velásquez y al Presidente Petro por establecer un canal de dialogo con Venezuela para enfrentar conjuntamente la crisis de seguridad en la frontera a la altura del Catatumbo.    

El discurso patriotero de Uribe y sus súbditos se ha vuelto añicos ante una evidente conducta que pordebajea la soberanía nacional y pisotea la dignidad de los colombianos, los que han migrado para buscar las oportunidades que ellos en el sempiterno ejercicio del poder les negaron. En medio de su descoloque han desnudado su noción de patria: la del tamaño de sus mezquinos intereses.           

Antonio Sanguino