Es en exceso valiente. Desde que se convirtió en la figura política femenina para hacer contrapeso al régimen gubernamental de su nación me causó una sensación empática. Sus fuertes discursos y mensajes de liderazgo, sus palabras alentadoras y optimistas de cambió, incluso su humilde apariencia para hacer política y unir a todas las vertientes opositoras para derrocar a su actual gobierno -25 años en el poder-, me invitan a respetarla, pero con letras en mayúscula y si es necesario en subrayado. Toda una dama de hierro versión latina.
Sus respuestas en una reciente entrevista ofrecida en medio del agite de su masiva y esperanzadora campaña electoral a la cadena radial colombiana (@BluRadioCo) me hacen presagiar fuertes vientos de cambio en manos de una “mujer todo terreno” siempre dispuesta a promover la libertad por el bien de su pueblo. No en vano, desde hace 23 años está vinculada a la escena política enfrentando verbo a verbo y cara a cara a dos presidentes enquistados en el poder, pero cuestionados por sus doctrinas ideológicas y programas gubernamentales.
Ha puesto su rostro y su “pellejo” en las correrías por varias regiones de su amado país en la angustia y el afán por conquistar seguidores. De hecho, recibió y recibe ataques físicos, verbales y violencia de género por parte de los aferrados “barras bravas” oficialistas. De uno de los tantos barbaros hechos contra la líder opositora, el periódico español, El Mundo, describe: (…) cuando fue abordada por sujetos que la atacaron a golpes y empujones, y que usaron objetos contundentes contra ella y el equipo que la acompaña en sus actividades por el interior del país”. Ataques como este, la han empoderado para seguir adelante.
Energía y perseverancia han marcado su intención de ser presidenta. No obstante, la inhabilitación para ejercer cargos públicos por 15 años mermó ese gran propósito de catapultarse como la mujer con mayor influencia política en la historia de su nación. Esto último, infiero, la indujo a seguir en el juego estratégico de las próximas elecciones presidenciales promoviendo a Edmundo González Urrutia, pero convertida “en el motor de la campaña de la oposición y un fenómeno imparable para el régimen chavista”, como titula el Diario La Nación de Argentina. Una vocera de impacto y encarnación de un futuro presidente.
Se trata de María Corina Machado. La mujer de 56 años de edad, divorciada, madre de tres hijos, ingeniera industrial, especializada en finanzas por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y egresada del programa de líderes mundiales en políticas públicas de la Universidad de Yale, en Estados Unidos. Seguramente sus fuertes y marcados rasgos de liderazgo, adquiridos en la academia estadounidense, le han servido para ser la estrella de los últimos tiempos en la política latinoamericana y la resistente esperanza de millones en una Venezuela carcomida por una fuerte crisis económica, la alta inflación, la escasez de alimentos, la inseguridad, las fallas de los servicios públicos, entre otros problemas…
Machado, con sus postulados radicales, a pocos días de las elecciones -24 de julio- realiza una campaña sin precedentes, teniendo presente la ausencia total de una estrategia de medios de comunicación y cero inversiones económicas para impactantes campañas de publicidad. Prueba de ello, los ataques continuos por parte del oficialismo emprendiendo acciones como evitar que sea entrevistada en medios masivos durante los últimos diez años o la apatía de determinados sectores radicales del oficialismo ante su presencia en regiones bien apartadas con la presencia masiva de sus desinteresados seguidores.
Por esto último, Mauricio Vargas en su más reciente columna de (@ELTIEMPO) resume las cercanas elecciones así: “(…) el candidato Edmundo González Urrutia ganará las elecciones presidenciales en Venezuela. Le propinará una paliza a Nicolás Maduro: el promedio de encuestas lo sitúa en más del 60 % de los votos, y a Maduro en un 25 %. Mientras González y la líder opositora María Corina Machado –inhabilitada por el régimen– encabezan enormes manifestaciones, Maduro no llena las plazas (…)”. Según estos datos, los informes especializados en medios y las propias palabras de la líder opositora a la radio colombiana, el cambio sería un hecho. Amanecerá y veremos.
María Corina hace su tarea día a día invitando a seguidores y detractores a depositar su confianza con el voto incluso en la frontera colombo-venezolana. Seguir describiendo la vida y obra de esta “dama de hierro” para alcanzar un cambio político, económico y social en su patria llevaría muchas letras. Colombia debe ser solidaria en este proceso exigiendo “juego limpio” en los cruciales comicios o como dijo recientemente un editorial de ‘The Washington Post’, “los líderes democráticos del mundo deben “pronunciarse a favor de una votación libre y justa (…). Esta podría ser la última y mejor oportunidad de Venezuela”.
“Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer y detrás de ella, está un posible Presidente”.
Parzival: ¿Cuál Será La Gran Mujer Detrás Del Presidente, Gustavo Petro.