A principios de esta semana radicamos en el Concejo de Bogotá un proyecto de acuerdo para crear el Día del carro compartido en Bogotá, una jornada pedagógica que incentiva el uso compartido del vehículo particular y que busca, en el mediano plazo, reducir sosteniblemente la congestión vehicular en la ciudad.
De acuerdo con el Índice Global de Tráfico que mide la congestión vehicular de vehículos particulares en más de 1.000 ciudades en el mundo, Bogotá fue la ciudad más congestionada del mundo durante el año 2020[1], un hecho absolutamente escandalizador.
La alta cantidad de automóviles particulares que circulan en la ciudad es una de las causas fundamentales de este fenómeno. Esto debido a que las personas que se transportan en carro particular ocupan un mayor espacio vial que las personas que se transportan por otros medios de transporte.
De acuerdo con información oficial, la ocupación promedio de un vehículo particular en la ciudad es de 1.2 personas por vehículo, mientras que en un bus del SITP, por ejemplo, se movilizan en promedio 60 personas por trayecto.
Además, según datos de la Secretaría Distrital de Movilidad (SDM) el número de carros particulares ha crecido en Bogotá a una tasa promedio anual del 7% desde el 2008 hasta el 2018, pasando de 911.793 carros en 2008 a 1.764.105 carros, es decir, casi el doble de carros particulares en 10 años.
La alta congestión vehicular produce múltiples efectos negativos en la calidad de vida[2]. La congestión vehicular agudiza la contaminación ambiental a través del aumento de la polución y de los gases de efecto invernadero, y un alto grado de polución tiene efectos negativos directos en la salud humana, así como el aumento de los gases de efecto invernadero profundizan la crisis climática.
El carro compartido es sin duda una respuesta a la congestión vehicular. Diferentes estudios realizados en ciudades de Europa, Asia y Estados Unidos han demostrado que el uso del carro compartido reduce la compra de carros particulares y su uso, y por esa vía se genera una reducción de la congestión vehicular.
En particular, nuestra iniciativa se basa en una estrategia que apela al liderazgo de los agentes culturales de la ciudad y que pone en el centro el papel transformador de la cultura ciudadana, la acción colectiva, la confianza y la cooperación ciudadana.
En ese sentido, una de las principales apuestas de esta iniciativa es el desarrollo de acciones pedagógicas lideradas por entidades del sector cultura de la ciudad que con el apoyo de organizaciones civiles y colectivos de artistas buscan conmover a la ciudadanía sobre la importancia, los beneficios y la viabilidad del uso compartido del vehículo particular.
Otra apuesta es la construcción de redes de confianza para que los habitantes de la ciudad puedan compartir su vehículo privado, a partir del desarrollo de un aplicativo móvil que permita la interacción de ciudadanos y la realización de viajes multi-destino.
También se contempla dentro de la estrategia la construcción de alianzas entre empresas, instituciones educativas y entidades del Distrito para que se incentive al interior de estas organizaciones el uso de carro compartido, y para que se utilice a favor de la estrategia los conocimientos y experiencias que estas organizaciones tienen sobre el tema.
En definitiva, necesitamos apuestas audaces como esta para superar los problemas de movilidad en la ciudad, que apelen a la acción colectiva, a la confianza y a la cooperación de la ciudadanía, el principal agente transformador de la realidad en Bogotá.
[1] Global Traffic Scorecard | INRIX Global Traffic Rankings
[2] CEPAL (2003). Congestión de tránsito. El problema y cómo enfrentarlo. Santiago de Chile.