El capital político

El conocimiento del mundo más complejo que existe, el de la política, suele resumirse en célebres frases que recogen y condensan muchos años de gobierno, siglos de conflictivas luchas personales, pero, sobre todo, miles de horas de vuelo de las mentes más capaces, para lo bueno o para lo malo, según la perspectiva de la orilla en la que se esté.

El refranero es inmenso y hoy arranco con una de esas frases, una que se le atribuye al señor expresidente Julio Cesar Turbay Ayala, decía el dirigente que “en política uno no gradúa enemigos, por que de pronto van y le ejercen”, esta enseñanza de la carrera del poder, parece que no la conoce el Petrismo.

Esa corriente que se ha denominado de esa forma y que se refiere a aquellos seguidores a ultranza del señor presidente Gustavo Petro, aquellos a quienes producto de su manejo de la nueva era de las comunicaciones, es decir, del uso de las redes sociales, también se les ha denominado las “bodegas petristas”, en referencia a escenarios de redes sociales virtuales.

Como todo ismo, suelen incurrir en el fanat-ismo, de manera irreflexiva, atacan todo aquello que consideren perjudicial para su caudillo, incluido personal de su propio séquito, crea mitos de este, que ni siquiera él aprobaría, arman en cuestión de minutos teorías conspiratorias enemigas que se imponen a la fuerza y al calor del murmullo, sin indicio alguno, ni prueba mínima.

Suelen decir los ciudadanos en otro bello refrán popular, que hay gente que se vuelve “más papistas que el papa”, eso suele ser común en este tipo de movimientos caudillistas, mesiánicos, con claros complejos adánicos, como por ejemplo también sucede en la otra cara de la moneda, con los denominados furibistas, quienes hacen lo propio en aras de “defender” a su ídolo de poncho terciado.

En estos días una muestra más de esa lucha fratricida está a la orden del titular, la elección de la nueva fiscal general de la Nación, por una Corte Suprema que tiene nada menos y nada más que el poder de elección de ese alto cargo del Estado y esto es por mandato constitucional, dentro del diseño de nuestro esquema de frenos y contrapesos.

Dado que no logran ponerse de acuerdo, salen las hordas de una forma descomunal y contraria a la frase de Turbay, a publicar fotos de magistrados con titulares de señalamientos de viles delincuentes, fotos personales de unos u otros señalados de narcos, paracos, leguleyos, corruptos, etc,. Por el otro lado, vítores y aplausos al peor fiscal que yo recuerde ha tenido este país, otro príncipe de aldea con ínfulas de virrey como solía decir el Libertador.

Postularon a Petro al premio Nobel de paz, en buena hora, a ver si eso lo motiva a dar resultados positivos en ese importante tema para el país, pero pienso en el buen nombre de los miembros de ese prestigioso comité que ya sufrieron los embates de las bodegas furibistas cuando Santos lo ganó, decían que lo había comprado con plata de Chávez y los petrodólares, no me quiero imaginar lo que les dirán “los más papistas”, si no le otorgan el premio a Petro, “pobrecillos” diría mi compañero David Glez.

En este frenesí de destrucción no hacen más que graduar enemigos y estos a su vez claramente están ejerciendo, se busca la humillación hasta de las esposas de los ex presidentes, de las hijas de los presidentes en los estadios, en fin, sería sin lugar a dudas más tranquila una batalla entre Hunos y Romanos, no habría tanta bajeza y deshonor como lo que estamos presenciando.

Ahora bien, le escuché varias veces al Dr. Horacio Serpa decir una frase de Porfirio Diaz, “en política, todos los amigos son falsos y todos los enemigos verdaderos”, pero una que era de su producción me parece también muy oportuna para estas letras, solía decir “no pelee, que lo bonito que tiene la política es que siempre da revancha”, esto es ley inexpugnable.

Así que ahora, en estos días en que entre estas dos semi sectas nos tienen pegados a las redes y a los noticieros para ver cuál es el golpe que va y cual el que regresan, me parece chistoso ver como con cada puñetazo que se lanzan, les va generando el efecto que le sucedió a Foreman Vs Alí en África, se desgastan, se cansan, se agotan y el resultado será inevitable.

El capital político de los mesías, esta francamente deteriorado, ahora uno sale a decir que tiene un “gallo” para la siguiente presidencial, pocos aplauden, ya no da mucha credibilidad, muchos no se consideran ni pollos, ni gallinas a las que seguramente luego querrá desplumar, o una vez más poner ese gallo a pisar gallinas, más de uno así lo querrá, pero no veo a las mayorías dejándose pisar.

En la otra orilla el capital político se nota diezmado, muy golpeado salió de las elecciones de “mitaca”, sus más leales, los poco que le quedan, -y aquí retumba la referida frase de Porfirio Diaz, – ya piden abierta y públicamente unificación de partidos en uno solo, saben que los van a moler en las que vienen, pero estos “aliados” dicen, evaluemos, revisemos, mientras reciben las mieles y mermeladas del poder, pero en el fondo todos sabemos que no van a renunciar a la entrega de los avales.

En medio de esta dinámica, las huestes democráticas, de tendencia de centro y sobre todo las de tendencia liberal deben aprenderse esas frases, tenerlas presente, que esos capitales políticos están de salida, para la muestra el botón de Bogotá, hay que oír 70 años de experiencia, no graduar enemigos y entender eso de que la política siempre da revancha, ya nos tocará.

Encuentre aquí más columnas de opinión de Juan Camilo Castellanos

Buscar

Anuncios