Por más que el expresidente Álvaro Uribe Vélez se empeñe en decir que su gobierno fue honorable, que estuvo libre de tacha y que su actuación fue impecable e insiste en que no se fraguó complot alguno en contra de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los hechos siempre dirán lo contrario.
Durante su declaración como testigo en el juicio contra César Mauricio Velásquez y Edmundo del Castillo, exfuncionarios de su gobierno acusados de conspirar con el desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad –DAS- para espiar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el exmandatario, una vez más negó cualquier intención de sus funcionarios relacionada con estos hechos y es por esto que quisiera traer a la memoria algunos episodios.
Posiblemente a Uribe ya se le olvidó el suceso de la carta del ex paramilitar José Orlando Moncada alias Tasmania, en donde se señalaba al exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia Iván Velásquez, de haber ofrecido beneficios jurídicos a cambio de involucrar al mandatario en relaciones con paramilitares.
El firmante de esta esta carta, es decir, alias Tasmania, se retractó y aseguró haberla firmado sin antes leerla y que supuestamente había sido redactada por su abogado Sergio González, defensor del Tuso y vecino y conocido del senador Mario Uribe, primo del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, quien la recibió de las manos de su hermano Santiago.
Es decir, la famosa carta fue redactada supuestamente por el abogado González, promovida por el Tuso, conocida por Mario Uribe, entregada por Santiago Uribe y divulgada en la opinión pública por Álvaro Uribe. La Fiscalía, por ese entonces en cabeza de Mario Iguarán, concluyó que se trató de un complot en contra del exmagistrado Velásquez y que el primer mandatario fue engañado.
Aquí siempre quedó la duda de quién fue “el canalla” que engañó a Uribe, ¿su hermano?, ¿su primo?, ¿El Tuso?, ¿el abogado González?, ¿todos al tiempo?
El otro episodio relacionado con estos complot contra la Corte Suprema de Justicia, tiene que ver con la visita que el abogado de alias Don Berna y uno de sus lugartenientes, alias Job, realizaron a la “Casa de Nari”, ingresando no por la puerta de visitantes, cumpliendo con los requisitos de registros como lo impone el estricto protocolo del Departamento Administrativo de la Presidencia, sino por el sótano del Palacio Presidencial y así reunirse con el Secretario Jurídico y el jefe de prensa de Presidencia para supuestamente entregar información y grabaciones ilícitas que demostrarían actuaciones indebidas de la Corte y del magistrado Velásquez.
El escándalo no se hizo esperar, la Corte Suprema denunció un presunto complot para afectar su funcionamiento, mientras Uribe defendió a sus funcionarios y aseguró que la cita se dio para recibir información sobre el manejo de orden público, supuestos complots contra el presidente y que la reunión no fue clandestina. De este hecho nunca se ha explicado la razón por la que alias Job ingresó por el sótano del Palacio.
Es necesario además recordar la grabación clandestina que realizó la entonces senadora uribista Nancy Patricia Gutiérrez a Juan Carlos Díaz Rayo, exmiembro del grupo de investigadores del alto tribunal, en su afán por salir bien librada de la investigación que le seguía la Corte Suprema de Justicia por vínculos con el paramilitarismo, aunque este ya es harina de otro costal.
Por supuesto, Uribe ha negado todos estos episodios que se dieron en su gobierno, que según él, fue intachable. Sin embargo, los hechos siempre nos darán la razón a quienes hemos visto este tipo de sucesos con ojos de desconfianza. Ojalá la justicia tome una pronta decisión sobre estos hechos oscuros que han minado la confianza del ciudadano en el Estado colombiano.
@sevillanojarami