La revista Foreign Policy publica en su número de julio-agosto, el Índice de los Estados fallidos, que sitúa a Colombia entre los veinte países en situación de riesgo crítico de tener un Estado fallido. Es decir, uno que ha perdido el control de su territorio y el monopolio legítimo de la fuerza. Esa condición la comparte con países que viven difíciles situaciones, como Costa de Marfil, Congo, Sudán, Irak, Liberia, Afganistán y Ruanda (El Tiempo, Julio, 2005)
Aunque es prematuro decir que Colombia es un estado fallido en la actualidad, si tiene todas las características de uno. Un estado puede ser fallido si está bajo un gobierno autoritario o con actitudes de ese talante, tiene una paupérrima calidad institucional, sufre de profundos problemas económicos, presenta niveles de empobrecimiento elevados y crecientes, donde la inseguridad personal y jurídica son un enorme problema y existe una galopante corrupción. ¿Les suena conocido?
Colombia no recibe este calificativo desde los años 1990 y comienzos de los 2000. Presidencias como la de Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, lideraron un país donde la guerrilla, los paramilitares, la corrupción, la pobreza y la violación de derechos humanos estaban al orden del día.
Pero desde la segunda mitad de los años 2000 y la llegada de los 2010, el país comenzaba a proyectar una imagen radicalmente distinta. Se vendía como un país que había logrado superar todos los obstáculos, con altos índices de crecimiento, recibiendo inversión extranjera, índices de violencia bajando y un acuerdo de paz aplaudido por todo el planeta. Colombia respiraba positivismo y esperanza.
Recién comenzaba a verse las primeras movidas de Iván Duque, comenzaron a tildarlo como “el presidente joven más viejo de la historia de Colombia”, pues gobernaba con esos ideales de hace 20 años, para un país distinto. Colombia tenía un acuerdo de paz firmado y en implementación, con una clase media en proceso de expansión y una pobreza extrema reduciéndose a pasos agigantados.
Sin embargo, en 2021, se hizo evidente que el presidente Duque en 4 años ha logrado borrar el trabajo de los últimos 20, incluso todo el esfuerzo de su padrino, Álvaro Uribe Vélez, y efectivamente ser el “presidente joven más viejo de la historia”.
Si bien, Duque no es el único culpable de la crisis actual del país, pues la pandemia hizo su parte, aquí unos datos para mostrar su gestión en 2019 (año prepandemia).
I. Para empezar, miremos la decisión de Standard & Poors de rebajar el grado de inversión de Colombia de BBB- a BB+, lo que pone al país por debajo del grado de inversión. Hace 22 años recibíamos la misma noticia, pero de la Agencia Moodys (El Tiempo, Agosto 12, 1999). Tanto en esa época como en la actualidad, las consecuencias son: tasas de interés más caras, encarecimiento del dólar y un menor atractivo para inversión extranjera.
II. Un aspecto clave como el desempleo, en 2019 (año prepandemia), subió al 10,5 %, 0,8 puntos más frente al 9,7 % de 2018, según el DANE. En el mismo informe se detalló que la cifra de población desocupada en 2019 ascendió a 2,6 millones de personas, un 8,7 % más (209.000 personas) respecto al año anterior. Esto rompe una racha de 7 años disminuyendo el desempleo constantemente.
III. En el año 2019 (año prepandemia), el DANE dio a conocer que la pobreza monetaria en Colombia subió a 35,7% de la población, frente al 34,7% en el 2018, lo que representa un aumento de 1,0%. Este porcentaje representa que 661.899 personas ingresaron a esta situación.
IV. En cuanto al asesinato de líderes sociales, desde la posesión del presidente Iván Duque al 15 de julio de 2020, 573 líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados en Colombia. Durante la administración Santos, en un lapso igual de tiempo, entre julio de 2016 y el 7 de agosto de 2018 ocurrieron 459 asesinatos de líderes y defensores de los derechos humanos (INDEPAZ). Un triste 20% más.
V. En uno de los “caballitos de batalla” de este gobierno, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, en 2019, el potencial de producción de clorhidrato de cocaína pura se estimó en 1.137 toneladas métricas ™, verificándose un aumento de 1,5 %. El incremento de la productividad se debe a la concentración de la coca en enclaves productivos donde se facilita la siembra y transformación de la hoja. La producción estimada de hoja de coca fue de 993.107 ™, lo que representa un incremento de 1,6 %.
Al no ser suficiente la curva descendente que se venía presentando desde el 2019, esta fue acelerada en el 2020 por la pandemia, con devastadores resultados.
I. Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el año pasado 42,5% de la población estuvo en condición de pobreza, es decir, hubo un aumento de 6,8 % frente a la cifra de 2019 (35,7%).
II. En ese mismo informe, 7,47 millones de colombianos viven con menos de $145.004 al mes, es decir, viven en condiciones de pobreza extrema y sus ingresos no les alcanzan para consumir las calorías que necesita una persona para tener buenas condiciones de salud.
III. Un análisis hecho por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “Política y gestión fiscal durante la pandemia y la post-pandemia en América Latina y el Caribe”, centrado en los recursos totales anunciados por los gobiernos (incluyendo gasto directo, reasignaciones, préstamos a los bancos y otros factores), arroja que el costo de estos paquetes llega al 4,1% del PIB en Latinoamérica. Con estos parámetros, Chile ocupa el primer lugar de la lista con un 15,1% del PIB, seguido por Perú (11,1%), y El Salvador y Colombia con cerca de 8%.
IV. Transparencia Internacional dio a conocer los resultados del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2020. En esta edición, Colombia obtiene una calificación de 39 puntos sobre 100, donde 0 significa corrupción muy elevada y 100, ausencia de corrupción. Entre los países que hacen parte de la OCDE, Colombia ocupa el penúltimo puesto entre 37 países, superando únicamente a México. De acuerdo con Andrés Hernández, Director Ejecutivo de Transparencia por Colombia “estamos cerca de cumplir una década en ese estancamiento…” Es decir, todo sigue igual.
V. Según la OCDE, Colombia en 2021, se ubica en el tercer lugar donde el desempleo entre los más jóvenes registró una tasa de 27,5% frente a 13,9% de los mayores, con una diferencia sustancial de 13,6% con respecto al indicador general.
Sumado a las políticas ineficaces y promesas incumplidas, en el manejo de las protestas se siguen repitiendo formulas del pasado, donde se busca el desgaste de estas, llamando a negociaciones y diálogos sin metodología seria, ni objetivo claro, mientras que los manifestantes siguen en las calles, buscando un desgaste.
Para terminar de sumarle protagonistas a este viaje en el tiempo, históricamente quienes componen el régimen (gracias, Álvaro Gómez Hurtado por esa idea), han rodeado al gobierno cuando se encuentra en este tipo de crisis, como lo han venido haciendo los últimos 100 años. Actualmente, no iba a ser distinto.
Lo que sorprende es que aplican medidas como repartijas de cargos y/o acuerdos entre líderes políticos, creyendo que la ciudadanía actual es la misma que votaba el frente nacional, exponiéndose a un rechazo aun mayor y corriendo el riesgo de una sanción electoral en el 2022.
Iván Duque, resultó ser un retrato vivo de la historia colombiana, donde los pesares, la corrupción, el desdén por los más pobres, el arribismo (entendido como tecnocracia), racismo y la ineficacia, tan comunes en nuestra historia, toman vida todos los días.